La escritura digital permite ahora a los autores no escribir a lo largo ni a lo ancho, sino a lo hondo, consideró el periodista y escritor catalán Arcadi Espada (Barcelona, 1957) en la clausura del tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico.

Durante su conferencia detalló que la llegada de esta nueva forma de escribir permite crear textos con una superficie lacónica, fría, certera, sobria. Una escritura como un lago helado y, debajo, naturalmente, las pruebas de esa escritura a través del hipertexto. Esa es una de las grandes ventajas técnicas.

En el encuentro participaron 30 especialistas del mundo editorial y fue transmitido por internet. Un total de 12 mil personas de países como Argentina, Brasil, España, Perú y Uruguay pudieron presenciar por ese medio las ponencias que polemizaron en torno a la situación del libro en el umbral de un revolucionario cambio tecnológico, señaló Ricardo Cayuela, director de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), una de las instancias organizadoras.

El funcionario afirmó que, con base en las opiniones que los especialistas compartieron durante los tres días del simposio, existen dos posturas ante el paradigma que vive el libro: Por una parte están los conservadores que no desean un cambio y, por otra, los liberales que prevén una implosión que moldeará el panorama.

Añadió que quizá no es tan malo que América Latina esté llegando tarde a la revolución digital, porque nos permite ajustar y aprender.

Tela de araña sutilísima

Desde el punto de vista de un escritor, dijo Espada en su intervención, uno de los cambios de gran intensidad en torno al oficio con la llegada del libro electrónico es “un aparente cambio en el estatus de los autores, los cuales parece que ya no necesitan mediadores (libreros inútiles, editores corruptos, periodistas y políticos populistas); da la impresión de que un país puede gobernarse sólo con sus redes sociales. Es una interesante hipótesis del descrédito del mediador.

Pero estas alegrías de algunos adolescentes sobre el fin del mediador editorial es relativa, porque poner un texto en el mundo, como un hijo, es un trabajo que implica a más de una persona. La producción, la edición y la promoción no son tareas fáciles que puedan programarse de un modo automático, a menos de que no estemos construyendo un curioso híbrido de escritor dedicado 90 por ciento de su tiempo a tareas que no tienen nada que ver con la escritura. Es una posibilidad extravagante.

Arcadi Espada ha sido catedrático en la Universidad Pompeu Fabra y es director del Instituto Ibercrea. En estos días presentó en México su reciente libro En nombre de Franco: los héroes de la embajada de España en el Budapest nazi.

“El escritor ha vivido hasta ahora en un sistema de compleja fragilidad y su público no ha sido siempre el eslabón más robusto, hay que tomarlo en cuenta a la hora de entrar como un bulldozer a esta sutilísima tela de araña de la supervivencia de lo artístico ante la era digital”, concluyó.

La grabación de todas las mesas, que se desarrollaron en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, están disponibles en la página electrónica del CNCA.