Cobrar impuestos, eliminar exenciones o tratamientos preferenciales no es popular, dice
Viernes 13 de septiembre de 2013, p. 3
Ciudad Valles, SLP, 12 de septiembre.
El gobierno federal ‘‘asume el costo’’ que pueda tener la reforma hacendaria, afirmó aquí el presidente Enrique Peña Nieto, y enseguida admitió que cobrar impuestos, imponer nuevos y eliminar exenciones o tratamientos preferenciales en la legislación fiscal, ‘‘de ninguna manera resulta popular’’.
Para encarar las críticas a su iniciativa fiscal, el titular del Ejecutivo explicó: ‘‘Por eso se llaman impuestos, porque están hechos para que, a final de cuentas, haya una contribución a que el Estado tenga mayor capacidad financiera de generar beneficios para sus habitantes’’.
Desde esta puerta de la Huasteca potosina, el mandatario defendió la justeza de esta reforma, porque con ésta –aseguró– pagarán más quienes más ganan y recibirán mayores beneficios quienes menos tienen con la creación del sistema de seguridad social universal y el seguro de desempleo.
Peña Nieto llegó aquí para inaugurar la carretera Rioverde-Ciudad Valles, con una longitud de 113 kilómetros y en la cual se invirtieron más de 5 mil 200 millones de pesos; su tendido llevó más de cinco años. También puso en funcionamiento la modernización de la carretera Tamuín-Ébano, de 40 kilómetros.
Sobre la carpeta asfáltica, bajo una gran carpa donde más de 7 mil personas aguardaron por varias horas y les sirvió para protegerse de la lluvia, el mandatario utilizó su discurso para defender con profusión sus propuestas de reformas estructurales.
‘‘No hemos llegado a administrar la inercia’’
El Presidente insistió en la condición de su gobierno de hacer cambios y ajustes de fondo: ‘‘No hemos llegado a administrar la inercia, sino a transformar’’. La intención, indicó, es romper con paradigmas, con modelos o formas que hoy son obsoletos, anacrónicos.
Aquéllos, añadió, sirvieron en el pasado en otras condiciones y coyunturas, pero hoy deben romperse ‘‘antiguos moldes, antiguas prácticas que evidentemente ya no sirven, son un freno de mano al desarrollo que México debe tener’’.
Expuso las bondades –desde su perspectiva– de la reforma educativa y pasó luego a la iniciativa energética. Aquí lamentó la legislación ‘‘tan cerrada y tan restringida’’ de México en esta materia, pues no ha permitido ‘‘que inversión privada pueda apoyar al Estado a explotar sus recursos, sin que por ello pierda la propiedad de los mismos’’.
No lograr esta reforma, advirtió también, provocará ‘‘que las nuevas inversiones, las nuevas empresas’’ busquen ubicarse donde la energía ‘‘sea más barata’’.
Su planteamiento –añadió Peña Nieto– es un modelo de explotación donde el Estado mexicano tenga la oportunidad de encontrar mecanismos probados ya en otras partes del mundo para lograr mayor generación de energía para el país.
Luego habló de la ya aprobada reforma en materia de telecomunicaciones. Se impulsó, dijo, para ‘‘poder romper las prácticas monopólicas. Es decir, de unos cuantos que prestaban estos servicios de telefonía, televisión e Internet y que los mexicanos (...) vayan teniendo variedad de productos a los cuales acceder’’ y libremente decidir cuál les convence por precio y calidad.
Por último, se detuvo en su iniciativa hacendaria y plantó cara a las voces de rechazo a los diversos gravámenes propuestos: el gobierno asume los costos de la misma porque quiere dar acceso a la seguridad social universal, como un derecho de todos los mexicanos ‘‘por la sola razón de serlo’’. La mayoría de los mexicanos, aseguró también, está en favor de estas reformas.
En su cumpleaños, el gobernador potosino, Fernando Toranzo, aseguró a Peña Nieto: ‘‘Aquí tiene a su pueblo que habremos de acompañarlo, señor, en cada paso que usted tome...’’
Ocupado de los asuntos técnicos y de construcción, el titular de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, informó la conclusión, ‘‘en fecha próxima’’, de las importantes autopistas Durango-Mazatlán y México-Tuxpan.