Decenas de piezas fueron compradas por dos galerías en 33.2 mdd
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 7
Nueva York, 16 de septiembre.
Una comerciante de arte estadunidense de origen mexicano reconoció el lunes en Nueva York haber vendido durante casi 15 años decenas de obras falsas de arte moderno a dos prestigiosas galerías neoyorquinas, piezas que fueron revendidas por más de 80 millones de dólares.
Glafira Rosales, de 57 años, se declaró culpable ante un juez federal, poniendo fin a una saga judicial que duró casi dos años.
Entre 1994 y 2009, Rosales, residente en Long Island, vendió 63 obras hasta entonces supuestamente desconocidas, la mayoría firmadas por Jackson Pollock, Mark Rothko, Robert Motherwell, Franz Kline, Willem de Kooning o Barnett Newman, de acuerdo con el acta de acusación.
Rosales vendió las pinturas a dos prestigiosas galerías de Nueva York por 33.2 millones de dólares. Las galerías –no identificadas en la acusación, que sin embargo precisa que una de ellas cerró en 2011– a su vez las habían revendido en más de 80 millones.
Rosales había afirmado tener unas 50 de estas obras del heredero suizo de un coleccionista, que quería permanecer en el anonimato. Otras 13, según ella, procedían de un coleccionista español, que las había obtenido de una galería y a quien ella representaba. Ninguno de los dos hombres existía.
En realidad, eran todas pinturas falsas hechas por un artista chino de Queens, en Nueva York, a petición de Rosales, y luego procesadas por su compañero español para aplicarles una pátina que diera la impresión del paso del tiempo.
El falsificador de Queens recibió miles de dólares por lienzo. Rosales pedía a las galerías que le pagaran depositando el dinero en cuentas en España, como forma de escapar del fisco estadunidense.
Luego repatriaba parte del dinero a Estados Unidos para comprar obras de arte en subastas, según la acusación.
Rosales, quien se declaró culpable de nueve cargos, incluidos fraude, evasión fiscal y lavado de dinero, y enfrentaría hasta 99 años de prisión, aceptó la incautación de 33.2 millones de dólares, incluida su casa en Sands Point, Long Island, se comprometió a resarcir a los coleccionistas y pagar los impuestos atrasados.