El periodista de moda es autor, junto con Lucy Lara, del libro El poder de la ropa
Miércoles 18 de septiembre de 2013, p. 9
La ropa es un poder y hay personas que tienen nulo poder. Cada seis meses hay que revisar las prendas y si algo no se ha usado en ese tiempo es mejor tirarlo, porque es seguro que no se usará más
, expresó en entrevista Antonio González de Cosío, quien con Lucy Lara escribió el libro El poder de la ropa (Océano), guía para no desentonar en una reunión social, no verse como retrato o lucir adecuadamente en un centro de trabajo.
González de Cosío es un mexicano que radica en Singapur, desde donde sondea moda y tendencias. Afirmó que la vanguardia es Francia y México está en pañales, aunque hay destellos.
“Me defino como un ente de moda desde hace 25 años, básicamente como periodista de moda, en medios como en el ya desaparecido Novedades; he pasado por casi todas las revistas del género, como Vogue y Mariclaire; actualmente estoy en Glamour. Aparte, he hecho coordinación de desfiles, producción de comerciales; imagen de algunos cantantes; he vestido a muchos artistas para las revistas, como Alejandro Sanz, Beyoncé, Miguel Bosé.”
Hay mucho improvisado
–¿Cómo está en México el periodismo de moda?
–Estaba contenido y ahora se ha expandido y, en este sentido, aún no sé si todo es bueno. Cuando hubo poca gente en esta área solía estar preparada y especializada, pero como ha crecido en número hay improvisados. Mucha gente que escribe de moda lo hace porque le gusta, pero no está preparada. El que te guste algo es el inicio, pero no el fin. El gusto por sí mismo no da autoridad. Los buenos son pocos. Este tipo de periodismo está invadido por los blogs, por el terreno electrónico. Hacer eso no convierte a alguien en periodista de moda, pues se requiere técnica y conocimiento.
Destacó que el predominio de periodistas gays en esta fuente es una coincidencia. Es un terreno de lo gay. En la escuela un maestro decía que ser gay antes era prohibido, pero en el futuro va a ser obligatorio. Creo que no es obligatorio, pero hay ciertas actividades a escala mundial, sobre todo en cuestiones estéticas, en las que el punto de vista de un homosexual puede ser importante para la marca, y no hablo de que la sexualidad se quede en la recámara, pero sí creo que los gays tienen una sensibilidad más despierta para ciertas cosas. Por eso son... somos, porque yo soy gay y no tengo ningún problema con eso... tenemos mayor sensibilidad para ciertos temas, como la estética. Somos más sensibles y tenemos una manera más amable de transmitir el mensaje de la moda. Hay gays en todas partes, pero en este terreno, en el negocio de la moda, somos más notorios
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–¿Es como tener una llave para conseguir información?
–Sí, pero... ¡no! Creo que el gay no le habla al gay; le habla a todo el mundo. No creo en los guetos ni he pertenecido a ninguno. No he ido a las marchas ni a ninguna de esas cosas, porque creo que la moda es universal, para todo el mundo. Mi pugna es a escala personal y con este libro trato de hacerlo. Quiero despertar la sensibilidad de la gente, pero sin importar su sexualidad. Los heterosexuales necesitan entender que la estética no tiene que ver con la sexualidad y que vestirte bien, usar ciertos colores, estar enterado de lo que pasa en la moda no disminuye la tetosterona.
–¿Cuál es el poder de la ropa, de la apariencia?
–El libro se llama El poder de la ropa, no de la moda, porque ésta es más intangible, más pasajera. Día con día te vistes y esto es una realidad. Todos al salir de la casa nos bañamos o no, agarramos ropa y enfrentamos el día a día. Con la ropa mandamos un mensaje determinado, de quién eres, de lo que haces. Es un lenguaje, una proyección de tu yo. Por eso es tan importante y poderosa; es un arma. Bien asimilada y bien puesta puede ayudarte a conseguir tus fines en la vida.
Agregó que es un manual práctico del uso de la ropa para cumplir fines, cualesquiera que sean. “Es para saber cómo representar autoridad, para acceder a un nuevo puesto, para mayor comodidad. Es para saber cómo llegar a una primera cita en el caso de las mujeres, para decirle algo a la persona que vas a tener enfrente. Esto es: meterte a la cama con alguien o hasta casarte.
“Hablamos un poco de estilo, de cómo guardar o revisar las prendas, de cómo ir a una fiesta, de acuerdo con la etiqueta que ponen en una invitación. Todo es práctico. Cómo vestirse de acuerdo con la estatura y forma de cuerpo, del tono de piel, de acuerdo con la edad.
La buena elección de una prenda va a resaltar la personalidad. Sí, hay gente sin poder, que no sabe, no conoce el poder de la ropa. Hay colores que no van con una persona y te hacen ver mal o anónimo. Hay que resaltar sin caer en el otro lado, porque hay gente que se cuelga hasta el molcajete. La elegancia es un saber estar, ya sea en una junta, con una mujer o un hombre. La ropa dice sin palabras.
–Lo peor es estar desubicado, ir vestido fuera de lugar.
–Coco Chanel decía que una bailarina de circo es espectacular en un trapecio con un tutú con lentejuelas, pero si la pones en el foyer de un teatro se va a ver ridícula.