La definición que se tiene de nacionalismo aportada por el cine mexicano no sería la misma sin las figuras icónicas del séptimo arte que hicieron posible las construcción de paisajes, ambientes, personajes y situaciones que se han plasmado en el imaginario colectivo no sólo de los mexicanos, sino del mundo.

Under The Mexican Sky: Gabriel Figueroa-Art and Film, (Bajo el cielo mexicano: Gabriel Figueroa-arte y cine) es una muestra que relaciona el quehacer artístico de Gabriel Figueroa (México, 1907) con el de otros creadores de imágenes, como José Clemente Orozco, Tina Modotti, Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano, Juan O’Gorman, Sergei Eisenstein y Manuel Álvarez Bravo, para crear una compleja visión de la mexicanidad a través de la mirada de artistas contemporáneos del cineasta.

La retrospectiva que será inaugurada este domingo, auspiciada por Los Ángeles Country Museum of Art (LACMA), reúne unas 300 obras entre pintura, grabado, fotografía y por supuesto películas y sus fotogramas, tan representativos que llevaron a Figueroa a ser considerado el cuarto muralista.

Como parte de la iniciativa Art+Film, el LACMA presentará el ciclo La edad de oro del cine en el cual se proyectarán Enamorada (1946) y Flor Silvestre (1943) en las que Figueroa colabora con Emilio El Indio Fernández. Asimismo, Salón México (1948) y Víctimas del pecado (1951) se exhibirán a los asistentes.

Además de exhibir la visión de Figueroa sobre México y su cultura, la muestra tiene la finalidad de llevar a Estados Unidos la relación que estableció el cine con movimiento sociales como la Revolución Mexicana, de donde retomó las características del héroe mexicano.

A la presentación, ayer, asistieron Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA); Michel Govan, director general de LACMA; Dawn Hudson, director de la Academy of Motion Pictures Arts and Sciences, y Emilio Azcárra Jean, presidente de Grupo de Televisa.

En el acto, Tovar y de Teresa resaltó la importancia del cine mexicano, así como el discurso estético inigualable de Gabriel Figueroa, quien llenó la pantalla de rostros vivos y paisajes mexicanos. También acotó que la muestra acerca al espectador a la apropiación y reinterpretación que Figueroa hizo de obras como es el caso de El Réquiem (1928), de Orozco, y su correspondencia con el fotograma de la cinta Flor Silvestre (1943).

Más allá de cualquier idea de interferencia o imitación se encuentra la recreación estética de una composición exacta en sus proporciones. La reproducción de un ritual comunitario que al pasar por la mirada de Gabriel Figueroa adquiere los elementos que definen la gramática de su obra y de sus procedimientos visuales para crear una composición en profundidad, iluminada a base de claroscuros, dijo el titular del CNCA a través de un comunicado.