Equidad deportiva
os valores del COI son tal vez lo más respetable del deporte: amistad, respeto, excelencia, determinación, coraje, equidad, inspiración. Entre todos ellos, existe uno que de fomentarse con mayor fuerza haría del deporte una verdadera herramienta de desarrollo regional. El comité resalta a la equidad y es verdad que es el factor determinante en el uso y consumo del deporte.
Hace años, diversos análisis de EU identificaron a uno de los factores explicativos en la asistencia a los estadios, a saber: el público debe percibir similitud de fuerzas entre los equipos. Es lógico que nadie quiera ir a un estadio cuando se sabe quien ganará. Por eso invierten en desarrollar equipos con nivel similar de capacidades en distintos estados. Más tarde crearon el concepto de jugador franquicia, esto es cada equipo puede tener un número máximo de jugadores por encima del salario establecido por la comisión deportiva.
El principio de equidad produce mayor seguimiento televisivo y asistencia. Más importante aún genera la posibilidad de éxitos deportivos para naciones que muy improbablemente los alcanzarían. Si bien es verdad la imposibilidad de garantizar condiciones absolutamente equitativas entre los países, también lo es que el impacto del deporte está ligado al éxito percibido por los habitantes de una nación. La percepción de éxito genera, en consecuencia, una mayor inclinación a practicar y seguir los eventos deportivos.
Equidad ausente
El programa Solidaridad Olímpica del COI distribuye recursos con becas y/o cursos para atletas, entrenadores y administradores deportivos. Sin embargo, la tarea es difícil, por ejemplo la división de éxitos del medallero de Pekín y Londres sintetiza la reproducción de la inequidad. El 90 por ciento de las medallas de oro se distribuyó sólo entre 30 países, ¡174 países se dividieron el 10 por ciento restante! Y 60 por ciento de los países no pudo conseguir medalla alguna. Actualmente existen centros deportivos de excelencia, con una tecnología e inversión que sólo los países más ricos pueden permitirse. Por fortuna, esos países desarrollados invitan atletas de países de otras naciones menos afortunadas a beneficiarse de su tecnología, innovaciones y aplicaciones científicas. El COI promueve los valores del respeto y la amistad, pero aún no premia la práctica de los mismos valores como debiera. El reconocimiento expresado, por ejemplo, en una mejor valoración en la elección de una sede olímpica a los países con esas iniciativas mucho podría servir al deporte. Cuando el sistema premie a los valores de referencia el olimpismo será mucho más de lo que hoy es.