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El Museo Nacional de Antropología presenta la exposición Patrimonio recuperado

Tres piezas prehispánicas restituidas a México son tres enigmas, dice Antonio Saborit

El saqueo destruye la información contextual del lugar de origen, señala el director del recinto

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Estela, una de las piezas restituidas a México, en la cual se talló un personaje masculino, acaso un gobernante ataviado con un yelmo de ave; braguero, faldellín, pulseras y tobilleras. Procedencia probable, región de la Mixtequilla, VeracruzFoto Héctor Montaño/ INAH
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de octubre de 2013, p. 7

Tres enigmas prehispánicos restituidos a México se muestran en el Museo Nacional de Antropología. La exposición Patrimonio recuperado presenta por primera vez tres esculturas en piedra que fueron devueltas a nuestro país por el Lowe Art Museum de la Universidad de Miami, Florida, tras conocerse su procedencia ilícita.

Antonio Saborit (Torreón, 1957), director del recinto (ubicado en Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), afirma en entrevista que uno de los graves daños provocados por la excavación y el saqueo arqueológico es que se destruye la información contextual del lugar de origen, como si a una novela le arrancaran páginas mientras es leída. Inutilizas la pieza para su posterior empleo científico y académico, se aniquila el uso para construir saberes. Las piezas que están ahí son tres grandes enigmas, hasta cierto punto.

Detalla que los objetos prehispánicos estaban en el museo estadunidense, el cual se acercó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para consultar información sobre ellas. Tras una investigación se determinó que habían sido sustraídas de manera ilegal del país, por lo que inició un proceso de devolución.

El pasado 15 de agosto las tres esculturas llegaron a México. Casi un mes después, al ser entregadas al Museo Nacional de Antropología, se presentaron ante la prensa y se prometió exhibirlos.

En síntesis, la exposición prueba que el trabajo sistemático y coordinado de las instituciones rinde frutos en la recuperación de nuestro patrimonio, señala el historiador. La devolución de las importantes esculturas prehispánicas se realizó en un trabajo conjunto entre el INAH, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Procuraduría General de la República. Saborit también reconoce el noble gesto de la institución estadunidense.

En un comunicado, la SRE informó en septiembre que los objetos fueron ligados a las operaciones ilegales de Leonardo Augustus Patterson, quien permanece detenido en España acusado de tráfico cultural.

Prédica original mutilada

La Medialuna, espacio ubicado en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, alberga hasta finalizar noviembre las tres esculturas de gran formato: una lápida del dios mexica de la lluvia, Tláloc (1200-1325 dC), una serpiente (500-650 dC) y una estela en la que se representa un gobernante (250-600 dC).

Desde su restitución, las piezas fueron analizadas por especialistas del INAH, quienes en principio determinaron indicios de sus fechas, materiales de las que están hechas y zonas de donde fueron sustraídas. Al concluir su exposición pública continuarán las investigaciones arqueológicas.

Los arqueólogos son muy escrupulosos en su trabajo, porque conforme avanzan en una excavación lo que hacen es destruir la fuente de información, por eso lo minucioso de sus registros. La excavación es destrucción, para dejar a la luz una pieza. A un saqueador no le importa eso y la arranca de su contexto, apunta Saborit.

Nosotros trabajamos por no sólo crear la construcción de saberes sobre estos materiales, sino por crear una conciencia en torno al cuidado, el respeto y la divulgación de nuestro patrimonio cultural. Agregó que es necesario crear conciencia de que son piezas que están de regreso y nunca debieron haber salido.

Ahora están aquí, mutilada su prédica original en la que trabajan los arqueólogos para reconstruir. Pero tenemos su impronta estética, que es mucho mayor que la información que nos habrían dado si se hubieran trabajado en su lugar. Eso ya se perdió para siempre, lamentó Antonio Saborit.