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Bajo la lupa

Delirio financierista de la privatización petrolera en Brasil: quiebra de OGX

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La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante un acto oficial en Brasilia, el 22 de octubre pasadoFoto Ap
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o todas las privatizaciones de hidrocarburos en general ni en particular, sean domésticas o foráneas, suelen ser exitosas. Unas fueron calamitosas, como la otrora omnipotente gasera texana Enron, vinculada a los intereses del nepotismo bushiano, pese a la apertura competitiva (sic) del sector donde, al contrario del dogma teológico neoliberal, todos los gaseros oligopólicos se coludieron contra los estadunidenses para elevar los precios.

El síndrome Enron de codicia ilimitada planea en el alma de los privatizadores globalistas, como acaba de suceder con el aparatoso derrumbe de la petrolera privada (¡supersic!) brasileña OGX, a punto de ser declarada en bancarrota, lo cual constituiría la mayor quiebra de América Latina (AL).

El colapso de la petrolera privada OGX pone en la picota la forma (su filosofía sofista) y el fondo (su fallida aplicabilidad) de las espeluznantes privatizaciones (con privaciones ajenas) en AL que no han funcionado y ponen en riesgo la seguridad nacional.

No son los mejores momentos de los privatizadores foráneos y domésticos de los hidrocarburos que reman a contracorriente histórica.

Los resultados trimestrales de Chevron y Exxon ( FT, 31/10 y 1º/11/13) han sido mediocres –a mi juicio, su salvación se centra en la captura de las aguas profundas del Golfo de México que le desea regalar la “contrarreforma itamita Peña/Videgaray/Aspe” a cambio de nada–, mientras Venezuela acaba de expropiar dos plataformas petroleras de EU, propiedad de la texana Superior Energy Services, por falta de pago ( El Universal, 1º/11/13).

Todo apuntaba al nuevo Edén energético –como perora aquí aburridamente el dueño del equipo de futbol Toluca, Valentín Díez Morodo, evasor fiscal y presidente de la mendaz IMCO que promueve hasta prácticas militaristas para privatizar Pemex– para la privada petrolera OGX que en su primer día de oferta pública inicial se disparó a la estratósfera cuando el apetito de los voraces inversionistas deseaban ganar de la reciente riqueza energética encontrada (Reuters, 13/1/08), que nunca existió.

OGX recaudó 3 mil millones de dólares el primer día de su lanzamiento bursátil y alcanzó un valor saliva de 34 mil millones de dólares en su apogeo. Hoy no vale nada. Realizadas las estratosféricas ganancias financieristas, cinco años más tarde estalla dramáticamente la burbuja financierista con los mismos especuladores apostando ahora en sentido inverso donde aparece la sombra ominosa de BlackRock (máximo tenedor de acciones del mundo por 4 millones de millones de dólares y sucesor de Blackstone vinculado al cobro de los rocambolescos seguros del 11/9), cuyo director, el israelí-estadunidense Laurence Fink, acaba de venir a México a apuntalar la privatización de Pemex ( El Financiero, 17/9/13).

Aún a muchos oligofrénicos/neófitos/cándidos/leguleyos/vendepatrias no les conviene entender que el verdadero negocio de los hidrocarburos de las trasnacionales anglosajonas (controladas por los megabancos de Wall Street y la City) no es su extracción ni su producción, sino su especulación financierista mediante la creación de burbujas letalmente explosivas donde sustraen enormes ganancias tanto al alza como a la baja con los derivados financieros. Tal es la historia de la burbuja financierista escrita en el muro por la petrolera privada OGX envuelta por alucinaciones de promesas miríficas que avaló la idolatría del mercado y desechó cinco años después.

¿Desea repetir la contrarreforma Peña/Videgaray/Aspe los errores estratégicos de las delirantes privatizaciones en Rusia (Yukos), Venezuela (ExxonMobil), Argentina (Repsol), Kazajistán (Chevron) y OGX (Brasil)?

Más allá de las excentricidades del megalomaniaco brasileño-alemán Eike Fuhrken Batista, no muy diferente a la fauna de parásitos empresariales que nos flagelan en AL –cuya fortuna llegó a 30 mil millones de dólares (séptimo de la polémica lista de Forbes)–, lo que importa es la suerte de los bloques petroleros submarinos de Tubarão-Martelo que quedan huérfanos y las repercusiones que puedan afectar a Brasil –miembro de los BRICS– donde están ocurriendo eventos multidimensionales extraños y que ha sido puesto en la picota por las plazas financieras de Wall Street y la City (basta leer los anatemas exorcistas de The Economist y The Financial Times, junto a su desinformador apéndice británico El País con disfraz español) y, en particular, por el megaespeculador George Soros, quien se ha desprendido de sus acciones en la estatal mixta de Petrobras, lo cual ha deprimido su cotización a la mitad de su valor pico.

Alberto Armendáriz, del rotativo argentino La Nación (1º/11/13) sintetiza que la matriz privada Grupo EBX, de la que depende la petrolera OGX, llegó a estar compuesta por una decena de empresas en sectores como minería, petróleo, logística, energía, industria naval, bienes raíces, turismo, gastronomía y entretenimiento, con amplia participación en la Bolsa de San Pablo. ¡Uf! ¿Por qué tanto poder concentrado en una sola persona nada virtuosa? Armendáriz reseña en forma perturbadora que Fuhrken Batista fue apoyado en créditos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) con el impulso, primero, del presidente Lula da Silva, y luego de Dilma Rousseff, Fuhrken Batista, de 56 años, se convirtió en un ícono de la pujante economía brasileña. BNDES, el banco estatal, sufre una sacudida telúrica, a menos que exista gato encerrado para restatizar por la puerta trasera.

¿Qué anda(ba) haciendo el ban­co de desarrollo estatal BNDES apuntalando a parásitos empresarios de poca confianza como el excéntrico megalomaniaco ­Fuhrken Batista?

¿Qué tanto afectará la quiebra de la privada petrolera OGK a la azorante dinámica de la economía de Brasil que sufre un fuerte tropiezo en un mal momento para los mercados emergentes, de lo que no se escapa el “México neoliberal itamita” y su quiebra inmobiliaria ( FT, 31/5/13)?

¿Las 10 empresas privadas de México en su conjunto, candidatas a beneficiarse con la privatización de los hidrocarburos convencionales ( http://es.scribd.com/doc/180850641/Quienes-Son-y-Que-Hacen-Los-Inversionistas-Nacionales-de-Pemex ) –cuando los no-convencionales en aguas profundas serán propiedad bursatilizada vía booking de las cuatro grandes anglosajonas–, seguirán los financieristas pasos trágicos de la brasileña arruinada OGX?

El fracaso de la privatización petrolera en Brasil obliga al Congreso mexicano a meditar profundamente los alcances de la neoliberal/tóxica/entreguista(válgase la triple tautología) contrarreforma Peña/Videgaray/Aspe para la pri­vatización de los hidrocarburos que parece impulsar singulares intereses particulares –mínimamente locales y básicamente foráneos anglosajones, como se desprende de las informaciones de los interesados en The Wall Street Journal/ Bloomberg/Financial Times–, en detrimento del bien común y que atenta contra el medio ambiente, la salud pública, la geopolítica nacional (no de Norteamérica), la seguridad energética de México y alienta la parasitaria especulación financierista neoliberal con burbujas letalmente explosivas. ¡Cuidado!

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