l mundo necesita un nuevo consenso. La nueva era exige nuevas instituciones que sustituyan al Banco Mundial (BM), al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la Organización Mundial de Comercio (OMC), y el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) pueden asumir la responsabilidad de materializarlas, escribe el economista Laurence Brahm.
En su artículo publicado en el diario ruso RBC Daily, el experto destaca que la crisis de las antiguas instituciones financieras creadas en el marco del sistema de Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial ha permitido que se intensifique el protagonismo de los países BRICS que van a cambiar la arquitectura financiera global.
Frente al avasallante cúmulo de abusos sin medida del imperio y sus aliados, cometidos mediante sus instrumentos básicos por excelencia (BM, FMI, OMC), más sus brutalidades militares, son precisas iniciativas que redefinan radicalmente las bases de la arquitectura económica internacional. He ahí una.
Otra iniciativa más que circula en las redes, para ser evaluada, es la moneda virtual Bitcoin, que nadie podría manipular.
Una organización distinta a la OMC debería tener como finalidad, en el ámbito comercial, garantizar la ejecución de una serie de pactos internacionales fundamentales, comenzando por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y todos los tratados fundamentales en materia de derechos humanos (individuales y colectivos) y de la naturaleza. Su funcionamiento debería ser supervisar y reglamentar el comercio de manera que sea rigurosamente conforme a las normas sociales (convenciones de la Organización Internacional del Trabajo) y del medio ambiente. Esta definición se opone de manera frontal a los actuales objetivos de la OMC. Pero, evidentemente, es indispensable una estricta separación de poderes: está fuera de lugar que la OMC posea su propio tribunal. Es imperioso suprimir el Órgano de Solución de Diferencias.
Otra organización debe remplazar al BM. Una que se halle ampliamente regionalizada (varios bancos del Sur podrían estar vinculados entre sí), que tenga por función otorgar préstamos a un interés muy bajo, sólo el necesario para mantener la operación de los bancos, y donaciones que sólo podrían darse si se utilizaran bajo el respeto riguroso de las normas sociales y ambientales y, más generalmente, de los derechos humanos fundamentales. Contrariamente al BM actual, el nuevo banco no buscaría representar los intereses de los acreedores e imponer a los deudores un comportamiento sumiso frente al mercado, ya que tendría por misión prioritaria defender los intereses de los pueblos que reciben los préstamos y las donaciones.
Un órgano distinto del FMI debe realizar sus funciones con una moneda que no sea la emitida por Estados Unidos, ni ningún otro país; debe sí remitirse a una parte de su mandato para garantizar la estabilidad de las monedas, reglas para eliminar la especulación, controlar los movimientos de capitales, prohibir los paraísos fiscales y reglas para evitar los fraudes fiscales. Para alcanzar este objetivo, podría contribuir con las autoridades y los fondos monetarios regionales a la recaudación de diversos impuestos internacionales.
Esta idea es perfectamente compatible con una economía de mercado. El mercado es muy anterior al capitalismo. Operó un día sin la rapacidad financiera. El mercado es necesario para mantener la descentralización de las decisiones económicas en las asociaciones de personas y aun a nivel de los individuos. Es también el mecanismo idóneo para diseminar sin trabas las innovaciones productivas en todos los espacios de la sociedad.
Estas alternativas requieren la elaboración de una arquitectura mundial coherente, jerarquizada y dotada de división de poderes. La piedra angular podría ser la ONU, siempre y cuando su Asamblea General se convierta en una verdadera instancia de decisión. Esta condición implica la supresión del estatuto de miembro permanente del Consejo de Seguridad. La Asamblea General podría delegar misiones específicas en organismos ad hoc.
Otra cuestión necesaria es la de un instrumento internacional de derecho, de un Poder Judicial internacional (independiente de otras instancias de poder internacional), que complete el actual dispositivo constituido principalmente por el Tribunal Internacional de La Haya y el Tribunal Penal Internacional. La ofensiva neoliberal de los 30 años recientes, trajo consigo el dominio de todas formas de comercio legal e ilegal, en forma progresiva, sobre el derecho público.
El BM –como la OMC–, tiene también indebidamente un órgano propio de justicia. Con el fin de resolver eventuales litigios que puedan darse entre estados e inversionistas extranjeros, se creó en el BM, en 1965, el Centro Internacional de Arreglo de Disputas entre Inversionistas Extranjeros y Estado (Ciadi, por sus siglas en español ) cuyo papel en los últimos lustros ha aumentado desmesuradamente.
La Carta de las Naciones Unidas es violada regularmente por los miembros permanentes de su Consejo de Seguridad. Se crean nuevos espacios sin derecho
: los prisioneros sin derecho encarcelados en Guantánamo por Estados Unidos, es un repugnante ejemplo. Este país después de haber recusado el Tribunal Internacional de La Haya (en el que fue condenado en 1985 por una agresión a Nicaragua), rechaza el Tribunal Penal Internacional. La ley de la selva prevalece.
Es indispensable, asimismo, que instituciones como el BM y el FMI tengan la obligación de rendir cuentas ante la justicia de jurisdicciones nacionales.
Los poderes oficiales y fácticos mueren de risa frente a estas que son para ellos, por necesidad, necedades de dementes. Pero la búsqueda de combinaciones de alianzas ad hoc, progresivas, puede hacer grano a grano de arena un alud que hunda para siempre un mundo donde los actuales poderes imperiales son los irresponsables dueños de la vida humana.