También aumentaron los atropellos, afirman especialistas
Miércoles 6 de noviembre de 2013, p. 8
La cantidad de niñas, niños y adolescentes que emigran de forma indocumentada sin la compañía de algún adulto se ha incrementado de manera notable en años recientes, lo cual se ha traducido en un incremento de abusos contra esa población, de por sí vulnerable, advirtieron organizaciones sociales especializadas en el tema.
En el contexto de los foros de discusión de la Semana del Migrante, organizados por la Cámara de Senadores, José Sieber, representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), señaló ayer que desde hace dos años comenzó a hacerse evidente un cambio de perfil
en la población migrante hacia Estados Unidos.
Según datos de la Acnur, agregó, hay cada vez más menores de edad que viajan por territorio mexicano sin la compañía de algún adulto, la mayoría provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras, debido al aumento de la violencia, la desigualdad económica y la exclusión social
en sus países de origen.
El especialista indicó que los niños representan 65 por ciento de los 17 mil refugiados centroamericanos repartidos
en Estados Unidos, Canadá y México, muchos de los cuales son víctimas de desaparición forzada, trata con fines de explotación sexual, tortura y otros abusos graves de derechos humanos.
Cinthia Pérez Trejo, de la Comisión Mexicana de Apoyo a Refugiados, aseveró que de 2005 a 2013, esa organización registró a 56 niños solos en calidad de refugiados en el país, la mayoría de entre 14 y 16 años de edad, provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Los menores, explicó, suelen ser blanco de abusos graves, y aunque en ocasiones reciben ayuda de alguna institución, en términos generales no son atendidos en el contexto de políticas públicas que sepan cuáles son sus necesidades específicas.
Javier Urbano Reyes, director del programa de asuntos migratorios de la Universidad Iberoamericana, subrayó por su parte que los niños migrantes sin compañía de un adulto sufren no sólo durante su tránsito hacia Estados Unidos, sino también cuando son abandonados en sus hogares, expulsados a su lugar de origen o se quedan atorados
en las fronteras, sin lograr el cruce.
Sólo se está atendiendo lo urgente, pero no lo importante y menos lo estructural. Tenemos leyes y comunicados muy bonitos, pero también un fracaso brutal a la hora de aplicarlas y generar cambios reales
, lamentó el académico.
En el mismo sentido, Karina Arias Muñoz, secretaria técnica del grupo de trabajo sobre política migratoria del colectivo Sin Fronteras, manifestó que aunque las leyes mexicanas pueden tener un espíritu de protección a los indocumentados, muchas veces sus reglamentos limitan los posibles avances.