Toño García anuncia el cese del técnico de los Potros, Rubén Israel
Domingo 12 de enero de 2014, p. a14
Veracruz, Ver., 11 de enero
A unos segundos del silbatazo final, Veracruz venció 2-1 al Atlante, justo cuando el equipo del puerto peor jugaba, con un elemento menos y parecía que sería un aburrido empate.
Fue un contragolpe que nadie esperaba en ese instante agónico, en un partido que vivió un primer tiempo animado y una segunda parte soporífera.
Los Tiburones Rojos dieron el contragolpe por conducto de Luis Sánchez al minuto 93, que controló en el área y sacó un disparo cruzado, para vencer al arquero azulgrana y decretar una victoria que parecía imposible.
Después de la derrota, el presidente de los Potros –con problemas de descenso–, José Antonio García, informó del cese del técnico uruguayo Rubé Israel.
Veracruz abrió la cuenta apenas al minutos dos de juego, cuando Líber Quiñones recibió un servicio por la izquierda que remató de forma precisa, para el 1-0.
Los Potros intentaron la respuesta inmediata, pero carecían de profundidad, sobre todo de precisión en el ataque. Aunque las buscaron, sus embates se frustraron o llegaron al poste, mientras el cuadro jarocho estaba atento a cualquier error de los azulgranas para salir en desbandada.
La insistencia del Atlante terminó por rendir frutos. Con mayor posesión de la pelota tomó la iniciativa y en un contragolpe logró el empate.
La jugada fue emocionante. En un disparo largo, Narciso Mina recibió y bombeó desesperado para sorprender al arquero Édgar Melitón Hernández. El tiro estuvo a punto de ser rechazado con la intervención de Leiton Jiménez, quien con un punterazo quiso sacarla en la línea de gol, pero no con suficiente oportunidad como para evitar la igualada.
Unos minutos después el duelo subió de voltaje con las entradas fuertes. Al 36, Jesús Sánchez perdió el control y por un manotazo contra un adversario fue expulsado al recibir su segunda tarjeta amarilla, dejando a los escualos con un hombre menos.
Atlante parecía que terminaría por imponerse con el ritmo que adquirió hasta antes del descanso y por la superioridad numérica, pero desperdició la ventaja.