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Mi tío Mario ni siquiera le gritaba a la tropa cuando lo balearon, dice una joven

Velan en Antúnez a dos hombres y una niña muertos en incidente con soldados

Los familiares de los fallecidos se niegan a hablar de los hechos; viven atemorizados

Apoyan a los grupos de autodefensa porque están hartos de pagar cuotas, afirman habitantes

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Comunitarios redoblan la vigilancia en la entrada del poblado AntúnezFoto Ap
Correspponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de enero de 2014, p. 10

Morelia, Mich., 14 de enero.

En una pequeña choza construida con carrizo, palos y lámina de cartón, en el ejido de Antúnez, municipio de Parácuaro, Mario Pérez Sandoval, quien trabajaba en el corte de limón, fue velado por 10 familiares.

Él fue una de las al menos tres personas que murieron la noche del lunes al oponerse a que 200 elementos del Ejército Mexicano desarmaran a los grupos de autodefensa.

En la humilde vivienda del ejido de Antúnez –con una población de unos mil 500 habitantes– no colocaron un listón negro en el dintel de la puerta, tampoco coronas ni flores.

Sólo cinco de sus parientes más cercanos, entre ellos su madre, sentados en sillas alrededor del ataúd. Los otros cinco familiares le dieron el último adiós desde afuera de la choza.

María, sobrina de Mario Pérez Sandoval, comentó que tienen miedo de hablar; no obstante, relató: ayer en la tarde fuimos con muchas familias a apoyar a los comunitarios; cuando nos dijeron que no había que dejar pasar a los soldados nos acercamos hasta la entrada del pueblo, donde quisieron entrar a la fuerza.

Explicó que su tío estaba entre la bola, pero cuando se produjo el forcejeo con los militares hubo detonaciones de armas de fuego y fue cuando Mario Pérez cayó abatido.

Su cuerpo quedó tendido en la entrada de la carretera Cuatro Caminos-Apatzingán. Él ni siquiera estaba gritándoles nada a los soldados, reprochó María, de 20 años de edad.

Al igual que como lo hacía su tío Mario, quien tenía 56 años de edad, los dos hermanos de María laboran como jornaleros agrícolas y tienen que pagar cuota a miembros del crimen organizado.

“Hace días nos habían amenazado que tendríamos que darles 200 pesos a la semana, a pesar de que ya les pagamos desde hace mucho tiempo, pues le cobran cuota a todos los negocios y por eso los comerciantes aumentaron los precios de la carne, las tortillas y el huevo…”

José, hermano de María, comentó que se dedican al corte de limón, pero con los problemas de violencia e inseguridad de las semanas recientes sólo trabajan dos días a la semana, con un salario de 150 pesos por cada uno.

Apenas si sacamos para comer, pero lo más sentido es que desde hace tiempo no vivimos tranquilos ya que hay gente armada que sólo dedica a quitarnos lo poco que tenemos, denunció.

En el extremo opuesto del ejido Antúnez fue velada otra de las personas que fallecieron durante la incursión del Ejército; el féretro fue colocado en el patio de una vivienda.

Los familiares del occiso –cuyo nombre no fue proporcionado– no hicieron declaraciones. Los habitantes de esta localidad de Parácuaro están molestos porque el gobierno está jalando por el camino equivocado, porque los enemigos de toda esta región de Tierra Caliente son los delincuentes y no la gente que se defiende.

Los parientes de la niña de 11 años que falleció también de un impacto de bala cuando los soldados pretendían desarmar a los guardias comunitarios, tampoco quisieron hablar. Incluso, la madre de la menor se negó a aceptar la ayuda que le brindó el grupo de autodefensa para pagar los gastos del funeral.

Confirma la CNDH dos decesos

Por otra parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos confirmó anoche el deceso de Mario Pérez Sandoval y proporcionó el nombre de otro de los fallecidos, quien se llamaba Rodrigo Benítez.