Universalidadsanitaria digital en 2015?
n septiembre de 2013 el subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher, anunció que en 2014 habría una propuesta de reforma en el sistema de salud, a fin de revisar la relación entre el IMSS, el Issste y el Seguro Popular
.
Sintonizado con las políticas federales que aguardan consolidar –en el corto plazo– una suerte de universalidad
digital –no necesariamente funcional al proceso de atención–, autoridades del Gobierno del Distrito Federal (GDF) optaron anticiparse y jugar como delanteros ofensivos.
Sus términos están establecidos en el Pacto por México (compromiso uno), Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (objetivo 4.5), la salud universal y efectiva
de la Estrategia Digital Nacional (apartado IV), el Plan Sectorial de Salud (estrategias 2.1.4, 2.3.4, 2.3.7, 6.4.3 y 6.4.10), y en la reiterada publicidad de la Secretaría de Salud (Ssa), para la que la universalización llevará tiempo
, pero ayudará a optimizar recursos materiales, humanos y tecnológicos
, además de evitar la duplicidad ( Reforma, 2/1/14), según el subsecretario Luis Durán.
El 6 de enero de 2014, Miguel Ángel Mancera aseguró que, próximamente, los capitalinos no tendrán que estar repitiendo historias clínicas en cada atención
. Su gobierno y la Secretaría de Salud local alistan el expediente clínico electrónico (ECE). Este archivo, subrayó, hará más eficientes los procesos clínicos y médicos. Será una realidad en la ciudad y se convertirá en referente mundial
( Reforma).
Para ello, la Secretaría de Salud capitalina, a cargo de Armando Ahued –cinco años con Marcelo Ebrard, uno con Mancera y responsable del buen uso del colosal presupuesto que, para 2014, suma 10 mil 123 millones de pesos ( GODF, 31/12/13), más los recursos federales del Seguro Popular– informó que el proyecto está en licitación, por lo que para este año no es segura su puesta en marcha
( Reforma, 2/1/14).
El contrato por 229 millones de pesos fue adjudicado a Telmex y Everis Consulting. Además del ECE, las firmas tendrán dos años para crear el Sistema de Administración Médica e Información Hospitalaria, que conectará todas las instalaciones, controlando y registrando la totalidad del proceso: desde la programación de consultas hasta el seguimiento postoperatorio. El sistema “soportará servicios de telemedicina para referencia entre especialistas, segunda opinión y monitoreo remoto de pacientes con intercambio seguro de voz, datos, imágenes y video, así como la transmisión de datos vitales de pacientes con ambulancias o con los médicos mediante aplicaciones en teléfonos móviles o tabletas digitales. La solución tecnológica
deberá incluir el Índice Maestro de Pacientes, Médicos, Enfermeras y Paramédicos Institucional, que permita gestionar los datos de las personas e identificarlos de manera única.
La iniciativa despierta interrogantes. La eficacia del sistema sanitario está determinada, en principio, por el modelo operativo que delinea su funcionamiento. El perfil específico del equipo de salud (clínico, técnico y administrativo) que soporta la operación cotidiana del servicio, debe responder a las prioridades/capacidades que dicta ese modelo.
La salud universal
de Enrique Peña Nieto ha incorporado la convergencia
y portabilidad
al discurso de la modernización sectorial. La posibilidad de que todo ciudadano reciba atención en una red integrada: local, regional y nacional, es su apuesta. El poder computacional, las capacidades de almacenamiento y la conectividad son, sin duda, herramientas para apoyar el desafío. Sin embargo, los componentes necesarios para alcanzar la atención integrada rebasan, con mucho, el terreno exclusivamente tecnológico.
En el caso del GDF cabe preguntar: ¿cuál es el modelo médico-clínico, por nivel de atención, que garantizará oportunidad y resolutividad efectiva? ¿Dispone el GDF de un modelo operativo soporte para, luego, reforzarlo con su estrategia digital?, o ¿acaso supone que el recurso tecnológico será capaz de dictarle el
modelo de salud?
El reto se complejiza al agregar el vasto universo de beneficiarios
que afilian las diferentes instituciones y programas; la dispersión poblacional, así como los aparatos administrativos paralelos incapaces de garantizar información que no contenga duplicidades y homonimias. Peor aún cuando se busca el número de servicios otorgados y sus costos reales por intervención. Y todavía peor, cuando el interés es la calidad de la atención.
Para los propósitos de un modelo médico-clínico transparente y focalizado en pacientes y equipo de salud, la informática constituye un sólido apoyo, pero convergencia
y portabilidad
nunca serán reductibles a un reto exclusivamente tecnológico. Su integración es necesaria, pero insuficiente para garantizar oportunidad y resolutividad efectiva.
Presuponer la llegada natural
del modelo médico-clínico de atención por la mera incorporación de herramientas informáticas al suelo clínico, sin acompañarla, además, de alternativas para integrar los niveles de atención médica, con la correspondiente redefinición organizacional por nivel, por tipo de centro y redefiniendo los procesos respectivos puede culminar, riesgosamente, en una demagogia utilitaria para transformar
lo de por sí ineficiente, en algo digitalmente ineficiente.
A este cuerpo de interrogantes hay que agregar otras que despierta la patente simplificación médico-clínica que porta la agenda federal contenida en la salud universal y efectiva
de la Estrategia Digital Nacional (apartado IV) de Peña Nieto, bajo la responsabilidad de Alejandra Lagunes.
Por la desarticulación de los servicios que presta la secretaría de Ahued –uno de sus grandes pendientes– y por el impacto laboral de la estrategia digital, es claro que la loable iniciativa para instrumentar el ECE-GDF que oferta Mancera, pueda apenas culminar en una universalidad
sólo digital. Podrá haber, en 2015, ECE, pero ¿para qué modelo de atención? ¿Para qué ciudadanía de carne y hueso? ¿Hubiera sido, acaso, más prudente empezar por el modelo médico-clínico de atención? ¿Y ese será el referente mundial
?
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco