Opinión
Ver día anteriorViernes 17 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Astillero

Golpe exploratorio

Legalidad violada

Anulación electoral

Mensaje a gobernadores

Clase Política

El qué y el cómo

Julio Hernández López
Miguel Ángel Rivera
Dinero

De la cajita feliz a los templarios

Profeco sin cabeza... y en plena cuesta

Brillan Alfonso y Jonás Cuarón

Economía Moral

Reforma energética peñista: paso definitivo a la subordinación global/ IV

Los transitorios 14 y 15 de la reforma limitan funciones del Legislativo

Enrique Galván Ochoa
Julio Boltvinik
México SA

¿Y la cruzada laboral?

Formalizar a informales

Las albóndigas, otra vez

Penultimátum

Gorbanévskaya: poeta, valiente y disidente

Carlos Fernández-Vega
Crisis inmobiliariay riesgos desatendidos
S

egún un reporte sobre nuestro país difundido ayer por la agencia calificadora Moody’s, muchos deudores en el sector de vivienda de interés social que se encuentran en áreas suburbanas con pocas opciones de transporte y servicios públicos, simplemente abandonaron sus viviendas en lugar de continuar con sus pagos hipotecarios. La afirmación citada se complementa con datos oficiales en el sentido de que actualmente hay en el país más de 5 millones de viviendas abandonadas, lo que, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, representa cerca de 14.3 por ciento del total de hogares.

El Correo Ilustrado

A 200 años de la Constitución de Apatzingán

L

a felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos, consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos y el único fin de las asociaciones políticas. Así dice el artículo 24 de la Constitución de Apatzingán, presentada hace casi 200 años por un grupo de insurgentes que proyectaban una idea de nación, encabezados por José María Morelos. Este documento fue rubricado en el Palacio Nacional del Supremo Congreso Mexicano en Apatzingán.

El tercer héroe discreto
E

l Vargas Llosa de sus brillantes inicios resucita siempre en el último de sus libros, como ocurre con El héroe discreto; todas sus marcas de fábrica están patentes en la trama y en el lenguaje coloquial, y algunos de sus personajes regresan para ocupar lugares que ellos mismos reclaman en el relato. Le he oído decir, en Panamá, y en Guadalajara más recientemente, en las presentaciones de El héroe discreto, que esos personajes recurrentes, tal es el caso del sargento Lituma y los inconquistables, o el don Rigoberto, doña Lucrecia y Fonchito, se presentan delante de él cuando va a emprender una nueva escritura, para dejarse ver, como diciéndole al novelista: aquí estamos, míranos bien, no nos has aprovechado lo suficiente.

Sonterrey
A

principios de los años 30 del siglo pasado, el escritor Alfonso Reyes se refería a hombres representativos de intereses comunes que, al menor desconcierto de la cosa pública (¡y a tantos estamos expuestos!), echarían a andar su motor y, en pocas horas, se trasladarían a Laredo-Texas. La referencia tenía que ver con sus paisanos de Monterrey.

Sergio Ramírez
Abraham Nuncio
El campo: entre la pesadilla y el tiradero
E

ntre lo mucho que se ha escrito sobre los 20 años de la vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), queremos comentar, por la difusión que han tenido, dos artículos del periodista Sergio Sarmiento. El primero, fechado 3 de enero, se titula TLC de pesadilla. El segundo, el 8 del mismo mes, Tirar dinero al campo. En ellos el autor, a pesar de que maneja algunos datos duros, cae en los lugares comunes que emplean rei­teradamente quienes opinan del campo desde afuera.

El antizapatismo a 20 años de la rebelión
C

amuflados en la objetividad académica o periodística o en el llano cinismo, no podían faltar en la celebración del vigésimo aniversario de la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional sus detractores, adjudicándole fracasos, deserciones generalizadas, la persistencia de la pobreza, e incluso –¿por qué no?– protagonismos personales, todo lo cual refleja, sin embargo, precisamente, aquello que es parte de lo celebrable. ¡Qué lástima que el EZLN siga existiendo, que haya municipios autónomos, que se encuentren en curso importantes experiencias organizativas, que no haya fracasado a dos décadas de iniciado un proceso que sigue tan vivo que demanda que se le declare muerto, en decadencia, agotado y contradictorio! A pesar de los tiempos que corren y de la grave condición del país, y sin pretender la inexistencia de fallas y de limitaciones en el proceso zapatista, ¿quién ha fracasado y en qué sentido? ¿La nueva generación ya incorporada en los procesos organizativos locales? ¿Dónde se ubica la deserción, en las filas del EZLN, o en las del Ejército y los partidos políticos? Y el argumento de la persistencia de la pobreza que se le achaca al EZLN, ¿se refiere a su contraste con la generalizada bonanza económica actual de los mexicanos? ¿Qué es lo que irrita aún y no se perdona de la dirigencia del EZLN? Sin duda, las críticas enunciadas, en su calidad y alcance, reflejan las limitaciones y la adscripción política de quienes las emiten.

Víctor M. Quintana S.
Gilberto López y Rivas
Amor, comunismo y capitalismo emocional
E

n lo que se refiere a la relación entre el amor y la política –véase El amor, la modernidad y la política, en La Jornada, 3/1/14–, Alain Badiou es más que claro: Lo político es opuesto al amor; el amor empieza donde lo político acaba ( Metapolitics, 2005, p. 151).

Juan Gelman, militante
Foto
Juan Gelman antes de recibir el Premio Cervantes, en la Universidad de Alcalá de Henares, en 2008 Foto Reuters
Maciek Wisniewski*
Elena Poniatowska