Opinión
Ver día anteriorJueves 23 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Me acuerdo VI
M

e acuerdo que es sabido que hay muchísimos millones de chinos, pero al llegar a Beijing me sorprendió comprobar que China es el país que tiene más habitantes en el mundo.

Me acuerdo de Lacan, dijo: Me di cuenta de algo, y es que quizá sólo soy lacaniano porque en otro tiempo estudié chino.

Me acuerdo cuando pasé por París al regresar de China, a fin de mitigar el jet lag, volví a encontrarme con multitudes de chinos en la Torre Eiffel, en Nôtre Dame, en el Louvre, en Versalles, en Lafayette y en otros muchos sitios más.

Me acuerdo de otra verdad incontestable: antes viajaban los japoneses por el mundo, ahora viajan los chinos: parece que 35 por ciento de la población de ese país tiene hoy posibilidades de viajar.

Me acuerdo que una filósofa amiga mía acaba de participar en un congreso en Atenas; de 3 mil asistentes, 2 mil 500 eran chinos y sólo hablaban de Confucio.

Me acuerdo de que China ha dejado de ser un país rural o por lo menos eso parece cuando se visita a ojo de pájaro.

Me acuerdo de otra verdad superficial: las chinas son más guapas que los chinos y para protegerse del sol en verano llevan invariablemente un sombrero de anchas alas y un paraguas de maravillosa factura con encajes y bordados.

Me acuerdo que mientras más blanca sea la piel de las mujeres en China más atractivas son, en un país donde por razones históricas hay muchos más hombres que mujeres.

Me acuerdo que en China las muchachas usan atuendos muy modernos y desenvueltos, la mayoría lleva minifalda, shorts o vestidos de gasa que aunque largos dejan entrever sus piernas.

Me acuerdo de unos zapatos color de rosa de la marca Trippen que me compré en Hong Kong.

Me acuerdo que las chinas usan siempre sombrillas de encaje para protegerse del sol.

Me acuerdo cuando visité con mi hija y mis nietos la Gran Muralla China.

Me acuerdo de la enorme felicidad que le produjo a Bruno mi nieto haber recorrido largos tramos de la Gran Muralla.

Me acuerdo de las novias en los mercados de Jaipur, escogiendo telas muy vistosas para confeccionar los saris que iban a usar para su boda.

Me acuerdo que los chinos ya escriben novelas policíacas.

Me acuerdo de que, a pesar de que por doquier se vean restoranes como MacDonald’s, Kentucky’s Fried Chicken, Subways y se beba Coca Cola, los cuerpos de las chinas siguen manteniéndose esbeltos.

Me acuerdo que los chinos han empezado a comprar muchos coches, me acuerdo además que son muy atrabancados cuando manejan.

Me acuerdo de que hay regiones en China que se cuentan entre las más contaminadas el mundo.

Me acuerdo que en Beijing una gran cantidad de gente usa anteojos y las muchachas aman los holanes y los cuellos de colegiala.

Me acuerdo cuando visité China; el país progresa a pasos agigantados, si por progreso se entiende la construcción masiva de rascacielos de diseños muy atrevidos y originales, de un muy moderno sistema de transporte, de magníficos aeropuertos, cada vez más numerosas líneas del metro y sofisticados ferrocarriles de alta velocidad y un sistema mixto entre ultraliberal y socialista.

Me acuerdo que es en China donde la contaminación obliga a la gente a usar máscaras con oxígeno, casi todo el tiempo.

Me acuerdo que las ciudades chinas intentan paliar la contaminación con numerosos e inmensos parques y estanques repletos de flores de loto de gran belleza.

Me acuerdo que en China los jubilados se reúnen en los parques para jugar mah jong, una especie de ajedrez chino, para tocar instrumentos muy elaborados y diversos, para practicar artes marciales, pasear jaulitas de grillos, bailar, conversar, cantar o practicar el Tai Chi.

Me acuerdo que en Kunming vimos bailar en un amplio espacio arbolado a un grupo de personas, vestían vistosos pantalones de colores brillantes; cerca, una mujer cantaba ópera: un espectáculo maravilloso y cotidiano.

Me acuerdo que en una de las ciudades que visité en China, los niños tomaban lecciones de música sentados en las aceras con sus profesores al lado, vigilándolos.

Twitter: @margo_glantz