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La fama es cargar los aparatos en la espalda; ir de pueblo en pueblo, dice José Mejía

Los Ángeles Azules relanzan la cumbia de barrio con sinfónica

Ximena Sariñana y Leonardo de Leozane, de los que participan en su nuevo cedé

Nuestro público, el humilde, se guarda lo de su pasaje para juntar y comprarse el disco original

A los que empiezan, les recomiendan: Cuídense de los empresarios

Se presentarán el 4 de junio en el Auditorio Nacional

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“La canción 17 años ahora es la más pedida. La hicieron las redes sociales”, comenta José Mejía. En la imagen, Los Ángeles Azules durante un concierto en el Vive Latino de 2013Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de abril de 2014, p. a13

Tal vez no nos damos cuenta de la importancia de lo que hacemos. Simplemente nos subimos al camión y vamos a tocar, expresó en entrevista en las instalaciones de La Jornada Alfredo Mejía Avante, tecladista y acordeonista del grupo Los Ángeles Azules, e informó que su más reciente grabación, cedé más devedé, ttulada Cómo te voy a olvidar, con sinfónica, logró ya ventas cuadriplatino, por más de 240 mil unidades.

Se trata de un volumen con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de México y duetos de vocalistas de pop y rock, que ha ampliado su público entre las nuevas generaciones, en las que destacan incluso niños de todas las clases sociales.

En la plática también estuvieron José Mejía Avante, percusionista, e Ismael Rodríguez, uno de los vocalistas, quienes subrayaron su orgullo de ser de Iztapalapa, donde vive la gente guapa... por eso éste no es de ahí, bromeó José sobre Ismael, quien aguantó vara. Esta relación (el coto) se da entre los músicos que viajan cada semana a provincia y conviven durante muchas horas.

Su grabación es bajo el sello Ocesa Seitrak y es distribuida por Sony Music. La idea afortunada fue de la disquera de Ocesa. Primero, los vocalistas de hoy, como Ximena Sariñana y Leonardo de Lozane, tuvieron el honor de interpretar las hiperfamosas. No sólo eso. Se dio el chispazo de unir la cumbia con sinfónica. Así nació la cumbia sinfónica, con lo que el sonido de barriada, de rompe y rasga y de brinquito, adquirió una dimensión que alejaba la asociación con lo naco y lo kitsch.

Cundió el fenómeno musical

El fenómeno musical cundió y la música de los angelicales iztapalapenses rebasó los salones de títbiri tábara y se escuchó hasta en discos de chavos popis. Con este cedé, la agrupación ha permanecido más de 45 semanas consecutivas en las listas de los discos más vendidos en México, certificado por la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas (Amprofon).

Por primera vez en su historia, Los Ángeles Azules ocupan el primer lugar simultáneo en las listas de todos los aparadores musicales del país. Su exitosa gira de conciertos recorre desde hace varios meses todas las localidades del país y llegará al Audiorio Nacional el próximo 4 de junio, alternando con Cañaveral.

José Mejía destacó que las altas ventas de su nuevo disco sinfónico revela que lo de la piratería es relativo. Nuestro público, el humilde, se guarda lo de su pasaje para juntar y comprarse el disco original. Vamos a las localidades más alejadas y a las comunidades principales y cuando piden que les firmemos el cedé, 70 por ciento lleva el original. Eso es un termómetro de que los discos originales sí se venden. Y por Internet hay mucha demanda. Creo que en esto fue fundamental habernos contratado en una empresa como Ocesa Seitrack.

Recordó: “A mí me correspondió tocar puertas y ya no me abrían, de trasnacionales y nacionales. Esa empresa de Ocesa creyó en nosotros. Debemos reconocer la importancia de la etapa de cuando estuvimos en Disa, donde grabamos mucho. Fue toda una vida. La clave ahora fue que Ocesa Seitrack revisó todo el material, desde los casetes. Escuchó todo y eligió 15 temas. No sabíamos que iba a funcionar. Funcionó.

“Mi hermano Jorge, el compositor y arreglista, cuando íbamos a grabar el primer disco, decía que los LP de 10 canciones sólo traían una buena. Y era la primera. Lo demás no servía. Mi hermano comentó que si nosotros podíamos hacer un disco con 10 canciones que fueran 10 éxitos, la vamos a hacer. Y así fue, y cada uno traía siete u ocho éxitos.

“La canción 17 años, Disa nunca la promovió en la radio, ¡jamás!, y ahora es la más pedida. La hicieron las redes sociales. ¿Por qué la multitud de grupos que trabajaban en los noventa no han trascendido? Nosotros hemos seguido picando piedra. Claro, también hay mucho talento desperdiciado. Nosotros empezamos a vivir de esto en 1974. El primer tema que grabamos fue en 1981. Pasaron varios discos hasta que llegó Entrega de amor. Me tocó ir a Matamoros, con el dueño de la compañía, cargar las cajas en la espalda, para dejarlas en las tiendas de discos. Eso era picar piedra. Los ejemplares los llevábamos al Mercado de Discos”.

Recordó cuando Manuel Rodríguez, promotor de bailes, los programaba en los conciertos de Marco Antonio Solís, El Buki. No nos subían al escenario, sino que nos ponían a ras de suelo, sin templete. Yo no me podía dormir hasta que Marco terminaba su show, porque comenzaba a decir todos los que habíamos estado esa noche. Uno a uno. Hasta que pronunciaba Los Ángeles Azules. Con eso me quedaba. El empresario no nos dejaba ir, porque el público aún estaba consumiendo en las barras. Cuando eso se acababa nos decía: ahora sí, muchachos, ya se pueden ir. Eso fue formando los cimientos de esta casa que son Los Ángeles Azules”.

Con esa base viajaron a Argentina, donde su fama es grande. “Un día, Manuel Rodríguez, uno de los empresarios más importantes de México, organizó el que se llamó el baile del siglo, con Marco Antonio Solís, La Sonora Santanera y Los Ángeles Azules. Más de 150 mil personas. Lo importante es y será el público. Ahora, algunos muchachos van a vernos con sus papás, que originalmente nos iban a ver a los bailes. Los niños cantan 17 años. La fama es, para mí, cargar todos los aparatos en la espalda, e ir así de pueblo en pueblo. No llevábamos chalanes, pues todo lo hacíamos nosotros mismos. Una bocina no se podía, no se debía caer.

A los grupos que inician les aconsejamos que se pongan abusados con los empresarios, porque éstos se los llevan al baile con la lana. A nosotros nos robaban a ojos vistos. Que nos iban a llevar a la radio. Un día nos llamaron a las cuatro de la mañana para que escucháramos que estaban poniendo nuestro tema, o que fuéramos a un restaurante. Pagábamos lo que se comía. Hay músicos de los que abusan diario, pero hay hambre de fama, y todo está en trabajar. Cada que grabamos un disco decimos: este es el bueno, concluyó.