Los asaltos escénicos urbanos se dan en los lugares menos esperados. Incluso, a plena luz del medio día y frente a un público, por ejemplo, entre los puestos del mercado Martínez de la Torre y en la Plaza de Santo Domingo.

Estos no son asaltos comunes y corrientes, aunque sí ocurren de manera sorpresiva, pero su finalidad es celebrar el centenario del nacimiento de tres grandes escritores mexicanos: Octavio Paz (31 de marzo), Efraín Huerta (18 de junio) y José Revueltas (20 de noviembre).

Aparte de difundir la obra de esos personajes, el proyecto de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal también busca regresarle a la ciudadanía sus propios espacios por medio de las artes, el teatro, concretamente, y la música en vivo, expresa Eduardo Lizalde Farías, director de la Compañía de Teatro de Calle.

Lejos de ser simples lecturas en atril, se trata de tres montajes completos y complejos, ya que hay acción escénica. La obra de cada quien se da conocer mediante un minimontaje de menos de 30 minutos, con música y baile, todo con la dirección escénica de Luis Martín Solís y la dramaturgia de Alejandro Román.

También integran la compañía la actriz Patricia Madrid, el actor Julio Escartín, alternan los acordeonistas Sergio Robledo y Tonaxi Garduño, así como las bailarinas Nancy López Luna y Sara Montero.

La primera etapa de Asaltos Escénicos Urbanos se inició el pasado 20 de abril con Paz en su laberinto y El Gran Cocodrilo de paseo por la ciudad. Las obras se presentan sábados y domingos en diferentes espacios públicos, a las 12 horas el asalto dedicado al Nobel Octavio Paz y a las 13 horas el asalto en honor de Efraín Huerta.

Esta primera etapa se extenderá hasta el 13 de julio y luego, en septiembre, se iniciará una segunda, ahora también con la obra de Revueltas.

Compromiso con la realidad

Para el primer asalto se eligieron algunos textos de Paz, concretamente partes de El laberinto de soledad y el poema Piedra de Sol, explica Lizalde Farías, quien también es el productor ejecutivo.

Respecto de Huerta, seleccionaron fragmentos de obra que sobre todo tienen que ver con la ciudad, además de sus poemínimos.

Efraín Huerta –conocido como el Gran Cocodrilo, pues inició el movimiento neovanguardista de cocodrilismo–, declara su amor a la urbe moderna. En su obra, el autor de Los hombres del alba (1944), enuncia “un mapa poético del Distrito Federal, está en todas partes, en cada calle, plaza y estatua. Hay un verso que nos define y hace eco de lo que somos. Su universo poético late en el corazón de la ciudad, en la colonia Tabacalera, donde vivía.

Su tinta se nutre y palpita por las calles de Bucareli, en el viejo barrio de los periodistas. Su pluma habita en la ostentosa nomenclatura de Polanco, allí donde Edgar Allan Poe se encuentra con Petrarca y toda la gama de escritores, poetas, filósofos, transformados en calles, con la presencia censora de Ejército Nacional, reza un diálogo del montaje.

Los contemporáneos de Huerta decían cosas buenas y malas de su poesía, como obra aburrida, sin sentido y desafortunados poemas políticos. Lo llamaban poeta marginal, poeta del relajo, la voz de los de abajo.

Sin embargo, de los poetas de su tiempo Efraín Huerta es el más comprometido con la realidad que aqueja día con día nuestro ser nacional, tan contradictorio y desconcertante.

Asaltos Escénicos Urbanos continúa hoy en el mercado de La Merced y, mañana domingo, en la Plaza de los Ángeles (calle Lerdo, entre Luna y Estrella, colonia Guerrero).