Más nervios no se puede, expresó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, minutos antes de que finalizara el primer tiempo del partido México-Camerún.

En la explanada principal de esta dependencia fue colocada desde la víspera una amplia carpa y varias pantallas, una de ellas gigante, para que los empleados y funcionarios pudieran ver el futbol.

Hasta ahí llegó el funcionario para ver el encuentro mundialista, pero más bien se dedicó a echar un ojo al gato y otro al garabato, porque los trabajadores se acercaban para tomarse la foto con él. Cuando ya le iba tomando el modo para ver a los hombres en la cancha, uno de sus colaboradores, también ataviado con la playera de la selección, le dijo al oído que el presidente Peña Nieto lo llamaba por teléfono para que fuera de inmediato a Los Pinos.

Gobernación no escatimó para que sus trabajadores estuvieran a gusto al momento del partido; había permiso implícito para dejar a un lado la chamba. Y cómo no, si el ejemplo lo puso el secretario, conocido por su afición al balompié; incluso tiene un palco en el estadio Hidalgo, el de los Tuzos.

En las oficinas olía a pastes y barbacoa de Hidalgo; la botana para la porra, se dijo, fue pagada por el funcionario, no así la carpa, cuya instalación sí se palomea en los gastos de la dependencia.

El responsable de la política interna del país ordenó que ayer era el día del futbol y ponderó el trabajo de los seleccionados.

De veras, es un partidazo el que estamos viendo, con dificultades arbitrales. Los comentaristas decían que solamente aquí en México (ocurría). No, allá está más grave el asunto. Ojalá ganemos, dijo el secretario sumamente optimista, quien desde temprano, a través del Twitter, escribió: Quiero creer.