Del total de la población mexicana, 56 por ciento vive en tierras con algún grado de desertificación como resultado de actividades humanas y debido a su uso no sustentable.

Según el primer estudio sobre degradación de la tierra de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y la Universidad Autónoma Chapingo, más de 63 millones de mexicanos viven en tierras con algún grado de desertificación, 37 por ciento de ellos habita en lugares donde el problema es severo y 6 por ciento en zonas con desertificación extrema.

El estudio será presentado por la Conafor el 17 de junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación. El documento, elaborado para cumplir los compromisos del gobierno mexicano en los ámbitos nacional e internacional, integra los indicadores de degradación de tierras y desertificación conforme estándares aceptados en el mundo, conocidos como Línea Base.

La desertificación comienza con la eliminación de la vegetación y el sobrepastoreo, a lo que se suman variaciones climáticas como lluvias intensas erosivas y sequías prolongadas, lo cual ocasiona que las tierras se degraden y se vuelvan improductivas, por lo que también dejan de ser habitables.

Se comprobó que en México se han presentado sequías de forma recurrente, pero al haber mayor presión sobre los recursos naturales y con la consecuente disminución o pérdida del potencial productivo, las tierras son más frágiles y su incidencia genera consecuencias negativas en varias regiones del país.

Los estados con más población en zonas con desertificación extrema son Baja California, Sonora y Distrito Federal. Las entidades con desertificación severa son Aguascalientes, Guanajuato, Tlaxcala, Querétaro y Baja California Sur, y de los mexicanos que habita en lugares con desertificación, 12 por ciento vive en zonas en las que ésta es leve o moderada.