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Enganchan a mujeres con hijos con la promesa de que EU les otorgará visas humanitarias

Estafas de polleros elevan flujo de migrantes centroamericanos

El número de viajeros de Guatemala, Honduras y El Salvador que llegan a refugios en el norte ha aumentado más de 100%, señalan religiosos

Crece el peligro en el río Bravo por las lluvias

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Un grupo de niños duerme en una celda de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos en Brownsville, Texas, el 18 de junio. Autoridades migratorias informaron que este centro y el ubicado en Nogales, Arizona, han recibido más de 47 mil menores que han entrado solos y sin documentos a ese país desde el primero de octubre pasadoFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 24 de junio de 2014, p. 35

Nuevo Laredo, Tamps., 23 de junio.

Traficantes de personas divulgaron en Centroamérica la versión de que madres con niños menores de edad o embarazadas que llegaran a suelo estadunidense y solicitaran visas humanitarias obtendrían una pronta regularización de su situación migratoria, lo que incrementó el flujo de mujeres y niños centro y sudamericanos y saturó los centros de detención del país vecino.

Los centros de atención a migrantes en el lado mexicano también experimentan una ocupación no vista en años, que en algunos casos duplica las cifras habituales, según el sacerdote Luiz Kendzierski, director de la Casa del Migrante Nazareth, y Mario Guerra, jefe del Centro de Atención a Menores Fronterizos (Camef) del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Desde hace un mes ha aumentado mucho la migración, más del doble, porque en Honduras, El Salvador y Guatemala les están diciendo que les van a dar facilidades de residencia a las mujeres que lleguen con niños menores de edad, dijo Kendzierski, brasileño que llegó el año pasado a dirigir la Casa del Migrante Nazareth, la que más centro y sudamericanos recibe en la frontera norte de México.

Ese lugar atendió en abril a 22 menores, en mayo a 45 y para junio se espera una cifra mayor. El clérigo previó que en 2014 se superará la cifra de 265 menores de edad alojados en la casa del migrante el año pasado.

Mario Guerra dijo: En abril tuvimos 216 menores atendidos en Camef, cifra no vista desde 2008, cuando se iniciaron labores. El flujo de migrantes que recibimos, especialmente de Honduras, ha aumentado 40 por ciento.

En febrero, con 17 años de edad y cinco meses de embarazo, Julisa dejó en Honduras a su primogénito y a sus padres; pagó 5 mil 500 dólares y una vez en México subió al tren carguero llamado La Bestia, con el objetivo de llegar a la frontera con Estados Unidos y buscar trabajo en Carolina del Norte.

“Mucha gente en Honduras me dijo que como estoy embarazada y además soy menor de edad me iban a dar permiso (de residencia) en Estados Unidos, y el coyote también me dijo que era cierto”, explicó la joven mientras arrullaba a Mario Emiliano, nacido en México.

Julisa tuvo suerte porque aquí le damos asistencia, alimentos, servicio médico, sicológico y todos los cuidados que necesitan ella y su bebé antes de ser repatriados a Honduras; además, el bebé tendrá la doble nacionalidad (hondureña y mexicana), señaló Guerra, quien comentó que por conducto de los centros DIF y las autoridades de migración se contacta a los familiares de los menores para organizar su regreso.

Karla también va al norte y está en la Casa del Migrante Nazareth. Originaria de La Ceiba, Honduras, viaja con su madre, su abuela y cuatro menores de edad cuyas edades son de 14, seis, dos y un año. Los tres más pequeños son hijos suyos, y como sucedió con Julisa, le aseguraron en su tierra natal que no tendría problemas para obtener permiso de residencia en Estados Unidos.

Dicen que nos van a dar el permiso, por los niños, y ojalá sí porque el viaje estuvo muy cansado y nos tocó dormir en la calle porque en algunos lugares como en (la ciudad de) México no hay albergues, afirmó la mujer, quien comentó que su familia ha gastado cerca de 15 mil pesos en el viaje, cuyo destino final es Nueva York.

Todavía le falta cruzar el río Bravo, lo que costará 600 dólares por persona sin importar si son adultos o apenas tienen un año de edad, como su hija Cristeli, o seis, como Zulema, quien ya aprendió a decir que es mexicana cuando le preguntan su nacionalidad.

Karla debe agregar a sus preocupaciones las recientes lluvias, las cuales provocaron que el río Bravo se desbordara la madrugada del pasado viernes y se llenara de basura y maleza, lo cual lo vuelve aún más peligroso de cruzar.