La detención del líder del cártel de los Arellano Félix, Fernando Sánchez Arellano, no debilitará a esa organización delictiva pues desde hace varios años estas agrupaciones han evolucionado al grado de que si uno de sus dirigentes es apresado o asesinado, alguien toma su lugar, aseguró René Jiménez Ornelas, coordinador de la Unidad de Análisis sobre Violencia Social del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

La única forma de contrarrestar a estas organizaciones, apuntó, es atacar su poder financiero, por lo que se debe ir contra sus socios, empresarios de todos los niveles, con los que mantienen relaciones sobre todo para lavar dinero. Pero hasta ahora no se sabe que el gobierno haya capturado a uno de estos sujetos.

El especialista en temas de seguridad dijo que los cárteles hoy funcionan como empresas con una estructura vertical y donde los puestos de mando son ocupados de inmediato una vez que quedan vacantes, ya sea por la detención de un capo o porque fue acribillado.

Por ejemplo, sostuvo, el cártel de Sinaloa sigue teniendo el mismo poder, aun cuando el principal líder de esa organización delictiva, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, fue recapturado hace unos meses.

“Las detenciones no implican la destrucción de un cártel. Qué bueno que se logran esas aprehensiones, pero se debe exigir a las autoridades enfocarse en la desestructuración financiera, que se ataque el poder económico que las bandas han alcanzado. Hasta donde sé, no se ha detenido a un solo empresario coludido con ellos.”

Aun con las detenciones de capos que se han dado en los últimos años, el trasiego de droga hacia Estados Unidos no se detiene, al contrario, se incrementa, y Tijuana, Baja California, donde operan los Arellano Félix, es uno de los principales corredores para el paso de esas sustancias a territorio estadunidense.