Los criterios para otorgar el sello nutrimental a alimentos procesados y bebidas azucaradas en México –con el cual se les identificará como recomendable para su consumo– son dos y hasta tres veces más laxos que los establecidos en Perú y en aquel país los científicos denuncian que se favorezca a la industria en perjuicio de la salud de las personas.

En el caso del azúcar, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el consumo máximo tolerable debe ser de 5 gramos al día, pero en México se fijó en 30 gramos por cada 100 gramos para el pan de dulce empaquetado, mientras en Perú es de 19.6 gramos para el mismo producto.

Los productos que cumplan con este nivel entrarán a la categoría de saludables, advirtió Jaime Delgado, congresista peruano impulsor de leyes de protección al consumidor y promotoras de la alimentación saludable.

En conferencia, el experto resaltó que el problema de los países, México incluido, es que los académicos y científicos están fuera de la discusión relativa a las normas a adoptar para mejorar la calidad de la alimentación de las personas. Así ha pasado en Perú, donde los que deciden son las empresas, sus abogados y legisladores, pero con base en las reglas del mercado.

Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, (EPC) señaló que una situación similar se ha dado en México. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reconoció hace unos días que ningún especialista participó en el diseño de los lineamientos que fijaron los niveles máximos permisibles de azúcar, sal y grasas en los alimentos procesados y bebidas azucaradas, para la obtención del sello nutrimental.

Tampoco se creó un grupo de expertos que pudieran dar su opinión sobre el tema. Los responsables de la elaboración de los lineamientos fueron tres personas, funcionarios de Cofepris, reconoció el organismo en su respuesta a la solicitud de información presentada por El Poder del Consumidor.

De hecho, señaló Calvillo, la comunidad académica y de investigación no avala los criterios que entrarán en vigor en las próximas semanas. Sólo algunos expresaron públicamente sus cuestionamientos a los lineamientos y a partir de ahí, la Secretaría de Salud les ordenó permanecer callados. Entre ellos están los investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

Jaime Delgado comentó que la presión de la industria de alimentos y bebidas no azucaradas se da en todos lados.

En Perú, a pesar de que la ley que establece los nuevos criterios para mejorar la calidad de los productos se aprobó hace un año, a la fecha no existe el reglamento que permita su aplicación.

Existe un proyecto, pero con criterios que no corresponden con los objetivos de la ley, apuntó.

Por el lado mexicano, Calvillo también recordó que la regulación es contradicatoria y confusa porque los productos pueden ser sujetos del impuesto especial por su alto contenido de azúcar y a la vez reunir los requisitos para obtener el sello nutrimental.

En el país sudamericano los productos que califiquen como nocivos para la salud por su alto contenido de azúcar, sal y grasas llevarán en sus empaques la leyenda “ALTO EN…” y enseguida el nombre del ingrediente. Se trata de una advertencia al consumidor sobre el potencial riesgo de enfermar por el consumo de la mercancía en cuestión, explicó Delgado.