Llegan a Ferguson tropas de la Guardia Nacional y cancelan el toque de queda
Según el análisis toxicológico que hizo el condado, el joven había consumido mariguana
Obama afirma que no hay excusas para la violencia policial y llama a manifestarse sin violencia
Martes 19 de agosto de 2014, p. 19
Ferguson, 18 de agosto.
Michael Brown, el joven afroestadunidense abatido por un policía de la ciudad de Ferguson, Misuri, el pasado 9 de agosto, recibió seis balazos, dos de ellos en la cabeza, según una autopsia independiente realizada a solicitud de la familia del adolescente que al momento del ataque iba desarmado, informó hoy su abogado Daryl Parks.
Los resultados de la autopsia fueron divulgados horas después de que una manifestación de unas 400 personas fue abruptamente disuelta la noche del domingo por agentes de la policía estatal de caminos en el centro de Ferguson, suburbio de la ciudad de San Luis que durante una semana ha sido escenario de protestas, saqueos y choques con la policía por el homicidio de Brown, perpetrado por el agente policial local de raza blanca Darren Wilson.
La noche de este lunes cientos de personas se concentraban nuevamente en el área para pedir justicia, mientras comenzaron a llegar tropas de la Guardia Nacional, solicitadas hoy por el gobernador Jay Nixon, después de cancelar el toque de queda que estuvo vigente las noches del sábado y domingo.
De acuerdo con el abogado Parks, una de las balas entró por la zona superior del cráneo del adolescente, lo que indicaría que su cabeza estaba inclinada hacia adelante en aparente señal de rendición, cuando recibió el disparo fatal.
La difusión de los resultados de la autopsia encargada por la familia a un médico forense particular cobró relevancia debido al hermetismo con el que la policía municipal de Ferguson ha manejado los detalles del caso ocurrido el sábado de la semana antepasada en esta localidad del centro de Estados Unidos.
En un principio, la autoridad local evitó incluso publicar el nombre del agente que mató a Brown, quien según la versión policial inicial forcejeó con el uniformado. Testigos del incidente han precisado que si bien hubo un altercado, el joven de 18 años desistió de su conducta y levantó los brazos en señal de rendición, justo cuando el agente hizo los disparos fatales.
El médico Michael Baden, responsable de la autopsia, informó que Brown recibió además cuatro disparos en el brazo derecho y que todos los tiros fueron hechos de frente y a media distancia, lo que al parecer indica que el forcejeo había terminado y el joven se había retirado del policía cuando fue baleado.
Baden también dijo que algunos de los proyectiles entraron y salieron del cuerpo de Brown y precisó que una de las balas destruyó el ojo derecho del joven, salió por la mandíbula y se alojó finalmente en el cuello.
El forense apuntó que muy probablemente los dos últimos disparos fueron los dirigidos a la cabeza y consideró que a pesar de la gravedad de los impactos, el adolescente habría sobrevivido si se le hubiera llevado de inmediato a un hospital.
Nueve días después de ocurrido el asesinato, la oficina forense del condado de San Luis divulgó datos sueltos sobre la autopsia solicitada por la autoridad municipal de Ferguson. Esta versión confirmó que los disparos contra Brown se dirigieron a la cabeza, pero destacó el hecho de que los estudios sanguíneos mostraron que el joven había consumido mariguana antes de su muerte.
Anticipándose a los alegatos por el consumo del enervante, los vecinos de Ferguson han denunciado en sus protestas el uso mal intencionado de las trazas de mariguana en sangre de personas que han tenido conflictos con policías en otras partes del país, como ocurrió en el caso de Trayvon Martin, adolescente de 17 años, residente en Florida, asesinado en 2012 por un guardia privado cuando transitaba por una zona residencial.
Una tercera autopsia fue pedida el domingo por el procurador federal Eric Holder, pero apenas hoy la familia de Brown autorizó su ejecución.
El domingo por la noche, cuando faltaban todavía tres horas para que se diera por segundo día consecutivo el toque de queda, la policía estatal de caminos –en remplazo de la corporación municipal– lanzó sorpresivamente bombas de humo y granadas de gas lacrimógeno contra manifestantes de la localidad de Ferguson, entre los que había familias con niños.
Después de este nuevo incidente, poco después de la medianoche, el gobernador Nixon ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en Ferguson para tratar de contener la movilización popular.
Los actos violentos perjudican a la familia de Michael Brown y su memoria, así como a las personas de esta comunidad que desean justicia y seguridad
, afirmó Nixon al anunciar su decisión.
En reacción a la medida, el presidente Barack Obama dijo: me aseguraré de que en los próximos días ayude (la presencia de la Guardia Nacional), en vez de agravar la situación
. Explicó que no hay excusas para la violencia policial y llamó a la población a manifestarse sin violencia.
Organizaciones de prensa, en tanto, repudiaron hoy la detención de tres periodistas el domingo por la noche, cuando trataban de recolectar datos sobre la disolución de la manifestación. El 13 de agosto otros dos periodistas fueron arrestados, pero los cinco fueron liberados de inmediato.