Los jóvenes quieren egresar con una profesión que les permita encontrar trabajo
La educación no es un proceso que se dé mediante acciones aisladas
La deserción escolar, preocupación permanente en la región: Paulo Speller, secretario general electo de la OEI
Sábado 30 de agosto de 2014, p. 32
A los desafíos de alcanzar la alfabetización integral de la población, frenar la deserción escolar y reforzar la formación inicial de los docentes para atraer a los mejores aspirantes a la labor educativa, se suma uno de los grandes retos que enfrenta América Latina: fortalecer la educacion media superior.
En la región hay un creciente número de jóvenes que quieren salir de la educación media con una profesión, quieren estar preparados para el mundo del trabajo, independientemente de las oportunidades que puedan tener para acceder a una educación técnica o superior
, afirmó Paulo Speller, secretario general electo de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) en el periodo 2015-2018.
Sicólogo, ex dirigente estudiantil durante los años de la dictadura militar en Brasil y actual secretario de Educación Superior de su país, señaló que la educación no es un proceso que se dé mediante acciones aisladas, pues se requiere, dijo, de una planificación que permita determinar cuáles son las políticas educativas que queremos implementar en una ciudad, una región, un país o en Iberoamérica
.
En entrevista con La Jornada, Speller, quien asumirá su cargo en enero, sostuvo que la deserción escolar es una preocupación permanente para las naciones iberoamericanas, por lo que en su mandato será una prioridad.
El costo social de la deserción
–¿Cuál es el costo social de la deserción en América Latina?
–El costo es mucho más social que económico, porque son ciudadanos en proceso de formación. Repercute en el individuo mismo y en la sociedad. Perdemos todos cuando las acciones educativas no llegan a su objetivo.
Inauguramos un programa, una escuela, una clase, pero después de eso la foto se detiene en el tiempo. Es decir, debe haber un proceso de seguimiento, de búsqueda de construir condiciones pedagógicas y materiales, de la oferta de la alimentación escolar, de crear las circunstancia para que los niños permanezcan cada vez más tiempo en la escuela, no solamente con el concepto de guardar al niño o de guardería, sino de darle efectivamente más oportunidades educativas.
En la región vamos por el objetivo de tener más escuelas de tiempo integral con actividades educativas y lúdicas que tienen una finalidad: dar placer a la escuela para que los niños, jóvenes y adultos vengan y disfruten realmente el tiempo que están ahí, y que no sea un castigo.
–¿Cuáles son los grandes desafíos educativos de la región?
–Es la educación media superior. Los jóvenes hoy están muy bien informados, tienen acceso a varios medios de información y comunicación. No se trata de llegar al salón y decir: está prohibido el uso del teléfono celular. Hay que tener otro tipo de actitud, desarrollar actividades que impliquen su uso, porque es lo que quieren hacer y podemos incorporarlo a la vida cotidiana de la escuela.
–¿Qué implica una alfabetización integral para Iberoamérica?
–No se trata solamente de enseñar a alguien a firmar con su nombre, esto es lo que se pone de relive muchas veces. Sin embargo, diversos análisis muestran que cuando los programas se preocupan esencialmente de esto, la alfabetización pierde su sentido.
“Si no se integra con otros procesos educativos de formación continua, de acceso a la cultura, a los servicios proporcionados por el Estado, de su inserción profesional, productiva y ciudadana, no podremos sentirnos satisfechos.
Hay que dar oportunidad a estos jóvenes y adultos para que su educación también sea permanente, porque entra el concepto de analfabetismo funcional, es decir, si regresas después de cuatro o cinco años a una comunidad, la gente cuando mucho firma con su nombre y ya. Y eso es todo lo que no queremos.