Afecciones cardiovasculares y metabólicas, segunda causa de demencia en México
El diagnóstico puntual sólo se obtiene mediante una biopsia
Cerca de 6 millones de individuos viven con algún tipo de padecimiento mental
Deriva en complicaciones del sistema nervioso
Miércoles 10 de septiembre de 2014, p. 38
Olvidar dónde se dejaron las llaves, en ocasiones no reconocer a personas cercanas, o en otras dejar de tomar algún alimento, son algunos de los síntomas tempranos del Alzheimer, el cual generalmente se presenta en adultos mayores de 65 años. Es la demencia más frecuente y seguirá en aumento por el envejecimiento de la población.
Si los síntomas aparecen de manera repentina y a edades más tempranas, pueden ser consecuencia de enfermedades cardiacas, hipertensión arterial o diabetes, afirmó Liliana Toledo, siquiatra adscrita al Hospital de Psiquiatría Dr. Héctor Tovar, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los casos de deterioro cognitivo y funcional derivados de afecciones cardiovasculares y metabólicas representan la segunda causa de demencia y en México van al alza justo por la alta prevalencia de este tipo de padecimientos, los cuales, además, ocupan los primeros sitios en la tabla de mortalidad general, indicó.
En conferencia con motivo del Día Mundial del Alzheimer (21 de septiembre), la especialista comentó que en el país, alrededor de 6 millones de individuos viven con algún tipo de demencia. Tanto por el envejecimiento como por la elevada frecuencia de padecimientos metabólicos, es un problema creciente de salud, indicó.
El Alzheimer es la enfermedad del olvido, crónica y degenerativa, cuyo diagnóstico puntual sólo es posible mediante una biopsia. Y ésta sólo se puede realizar cuando la persona ya ha fallecido, indicó. Por eso, para determinar la presencia del Alzheimer, los médicos se basan en los síntomas referidos por el paciente, sus familiares y su experiencia clínica profesional.
También es común que las personas resten importancia a sus olvidos o los atribuyan a la edad. Eso puede ser cierto, pero no siempre. La especialista explicó que cuando hay pérdidas frecuentes de la memoria o de habilidades aprendidas desde la infancia –como cerrar la llave del gas– o tan sencillas como que una mujer no pueda recordar dónde dejó su bolsa, debe tomarse en cuenta; y más si estos episodio se repiten a lo largo de varias semanas.
Señaló, asimismo que por falta de información los pacientes no son identificados en las etapas iniciales de la enfermedad. Si bien se trata de un mal incurable y es progresivo, una detección temprana favorece la posibilidad de que con el uso de medicamentos se pueda retrasar la progresión del daño neurológico.
Advirtió que cuando no existe ese diagnóstico, el principal problema es que desde el inicio de los síntomas y durante los siguientes 10 años los afectados van teniendo pérdidas como las mencionadas y otras cada vez más graves, al grado de no llegar a reconocerse a sí mismos.
En el caso de las demencias vasculares, las asociadas a padecimientos crónicos como diabetes, hipertensión y afecciones cardiacas, Toledo dijo que el daño metabólico que con el transcurso del tiempo sufren individuos afectados con algunos de estos males, se incrementa el riesgo de que también presenten una complicación del sistema nervioso central.
En estos casos la afectación mental es repentina, pero igual que el Alzheimer, una vez que esto ocurre trae para los pacientes un deterioro crónico y progresivo.