La Secretaría de Gobernación (SG) realiza mesas de consulta y concertación con diversos sectores, rumbo a la construcción del aeropuerto internacional de la capital del país. Las obras concluirían en cuatro o seis años, según la previsión federal.

Mediante sus delegaciones en todas las entidades y el Distrito Federal, la SG explora posiciones para definir las condiciones para el comienzo de esta obra, indicaron fuentes de la dependencia.

Este viernes tocó el turno a consultores privados. Uno de ellos, Gabriel Cuadri, ex candidato presidencial del Partido Nueva Alianza y ahora en la empresa SigeaCarbon, dijo que el vaso de Texcoco presenta desafíos técnicos importantes para la construcción del aeródromo, aunque su resolución está dentro de las capacidades de la ingeniería mexicana.

No creo que haya ningún problema, especialmente en mecánica de suelos, geotermia, desplante de las pistas y la cimentación de la propia terminal, porque hay casi 60 metros de arcilla saturada. Desde el punto de vista ambiental es un proyecto para el rescate integral del ex vaso de Texcoco, dijo.

Aseveró que el proyecto de construcción de la terminal es viable desde el punto de vista aeronáutico, para una operación a gran escala; bien ubicado en cuanto a desarrollo urbano e impedimento de extensión de la mancha urbana. Una vez abierto el puerto aéreo será cerrado el actual, comentó.

La idea, dijo al término de su encuentro con funcionarios federales, es construir lagos del orden de las mil 500 hectáreas, adicionales a las mil que ya existen en el lago Nabor Carrillo; construir humedales para atraer a las aves migratorias, construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales y, sobre todo, que el vaso actúe como regulador de la hidrología del Valle de México.

Cuadri, quien aspira a contender por una diputación federal el año próximo, precisó que su participación en las mesas de análisis de la SG es aportar datos sobre el impacto ambiental, cuyo estudio está en curso.

En el ámbito social, señaló que esta vez se tomaron las previsiones necesarias y no se inició el proyecto, como en el sexenio foxista, con una provocación a los pueblos de la región.