Retrató a personajes tan opuestos como Maximiliano de Habsburgo y Benito Juárez
Muestra en el Museo Diego Rivera
Fue pilar de la Academia de San Carlos
, de la cual fue alumno, maestro y director por más de 40 años, refirió el curador David García
Domingo 26 de octubre de 2014, p. 3
Tal fue el talento del pintor Santiago Rebull (1829-1902) que su trabajo y su obra lograron sobreponerse y trascender los vaivenes políticos y sociales del álgido siglo XIX mexicano.
Por ello, no es de extrañar que a su pincel se deban algunos de los retratos más emblemáticos y fieles de personajes tan disímbolos e incluso polarizados, como Maximiliano de Habsburgo y Benito Juárez, así como Porfirio Díaz.
Fue con su muerte, en los albores del siglo XX, el estallido de la Revolución y el posterior impulso en el país del arte nacionalista que el nombre y el quehacer de éste, que es considerado uno de los más relevantes artistas nacionales decimonónicos, quedaron relegados prácticamente en el olvido.
De allí la importancia de la exposición Santiago Rebull: los contornos de una historia, inaugurada el pasado jueves en el Museo Mural Diego Rivera (Balderas y Colón s/n, Centro), donde permanecerá abierta al público hasta el 8 de febrero del año próximo.
Integrada por 72 piezas, provenientes de 15 colecciones, además de seis instituciones públicas y privadas, esta es la primera gran muestra dedicada de forma íntegra a este creador, con la cual se busca reivindicarlo y darle el sitio que le corresponde.
En específico, se subraya su importancia como pieza angular de la Academia de San Carlos, institución fundamental en la historia del arte en México del siglo XIX, de la cual fue alumno, maestro y director por más de 40 años, explica David García Aguirre, especialista en este pintor y curador de la exposición al lado de Magaly Hernández.
Santiago Rebull es un pilar para la Academia San Carlos como estudiante, pero sobre todo como maestro. Es algo importantísimo que queremos rescatar
, destaca el museógrafo.
Incluso, es una de las razones por las que hacemos esta exhibición en este museo, ya que fue maestro de Diego Rivera, quien lo consideró uno de sus maestros consentidos, al aprender de él toda la parte clásica.
La tradición pictórica que absorbió este artista de padre catalán fue completamente romántica, lo cual tiene que ver mucho con la idea del estudio académico del neoclásico, indica el especialista.
Fue rescatar mucho ese tipo de elementos muy característicos del siglo XIX, como el regreso a las líneas primigenias, a lo principal, a ese momento de ruptura que se dio cuando la academia llegó a México después de un proceso tan complicado como el barroco
, agrega.
El academicismo llega como una necesidad más, como una respuesta, la cual encaja muy bien en la sociedad de ese momento y, sobre todo, cuando se genera la Academia de San Carlos.
Santiago Rebull: los contornos de una historia está dividida en tres ejes temáticos. Dos, como ya se mencionó, tienen que ver con el aspecto academicista del pintor.
En el primero se da a conocer su etapa de formación en la Academia de San Carlos, su desarrolló técnico en Europa, donde estudios seis años en la Academia de San Lucas, en Roma, Italia, y la labor que, tras su regreso a México, realizó como profesor de dibujo y pintura durante cuatro décadas en la multicitada institución.
El segundo segmento tiene que ver con la organización y el origen de la Academia de San Carlos. En esta parte puede apreciarse la influencia que tuvo Rebull, como maestro, en los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX, entre ellos, como ya se asentó, Diego Rivera, de quien se exhiben algunos de sus estudios –poco conocidos– con base academicista.
En la tercera parte se da un giro diferente, pues en ella, mediante una serie de retratos, se expone cómo este pintor logró trascender los frecuentes sobresaltos políticos y sociales de su época.
En el discurso curatorial también se destaca que, a diferencia de otros personajes y artistas de su momento, a Rebull le tocó vivir varios cambios sociales y políticos en este país sin verse afectado, lo cual habla mucho de la calidad de su trabajo
, subraya David García.
No sólo fue nombrado pintor de cámara de Maximiliano de Habsburgo, sino que le tocó ser personaje importante con Benito Juárez, quien, de hecho, lo catapulta, para ser director de San Carlos. Porfirio Díaz fue otro de los personajes de la política y la vida social que le tocó vivir e incluso le realizó uno de los retratos más fieles que existen de él.
Primera exhibición
Las obras exhibidas constan de óleos, dibujos y bocetos, así como objetos personales del pintor, entre ellos una silla, una capa y su caballete.
El curador destaca que esta es la primera ocasión que se exhibe parte sustantiva de su obra. En ello tiene mucho que ver que la mayoría forma parte de las colecciones de los descendientes de Rebull; en total, se seleccionaron 50 piezas.
Que la obra de este artista haya logrado conservarse y no se encuentre dispersa se debe, en gran medida, a que ha permanecido generación tras generación entre su propia familia. Eso también explica el porqué no se ha mostrado de manera pública.
Según Carlos Aldasoro Zetina, tataranieto de Santiago Rebull, la muestra en el Museo Mural Diego Rivera representa un anhelo que la familia tenía desde hace varios años, un acto de justicia para el pintor.
Hasta la fecha, precisa, de la colección familiar no son más de 10 los cuadros que se habían exhibido, y siempre en México, nunca se los han solicitado para una muestra en el extranjero. Uno de sus deseos es que esta exposición sea el primer peldaño para realizar un catálogo razonado de la obra de su tatarabuelo.