La mano de Dios ayudó a que su corazón volviera a latir después de permanecer detenido ocho minutos, y ahora a estar de regreso en la oficina, comentó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Sin duda intervino la mano de Dios. Llega ese momento en el que los doctores te dicen, simplemente, que sucedió un milagro, respondió por la tarde al hacer un breve comentario a este diario, vía telefónica.

Mi estado actual no lo puede explicar aún la ciencia, agregó el mandatario capitalino, quien ayer acudió a su oficina del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

Señaló que conforme han ido pasando los días, se va dando cuenta de la magnitud del riesgo muy elevado que corrió durante la intervención a corazón abierto que se le práctico de urgencia el pasado 31 de octubre.

El día del mandatario capitalino empezó ayer a las 6 de la mañana, dos horas después daba por teléfono sus primeras instrucciones al gabinete de seguridad, y antes de las 10 horas llegó a su oficina, donde ya lo esperaba el secretario de Gobierno, Héctor Serrano Cortés, y su secretario particular, Luis Serna.

Pasadas las 11:30 horas bajó por las escaleras al patio del Antiguo Palacio del Ayuntamiento para encabezar la ceremonia del 190 aniversario de la creación del Distrito Federal.

Con un prolongado aplauso de pie, empresarios, deportistas, actores, integrantes de su gabinete legal y ampliado, jefes delegacionales, senadores y diputados le dieron la bienvenida a Mancera Espinosa, en lo que fue su reaparición en actos públicos después de su intervención quirúrgica.

El mandatario capitalino caminó con paso firme por el pasillo que dividía el patio, y con un movimiento de cabeza agradeció el gesto.

El aplauso acompañó a Mancera Espinosa hasta que tomó su lugar en la primera hilera de sillas, en medio de los presidentes de las cámaras de Senadores, Miguel Barbosa, y de Diputados, Silvano Aureoles.

De acuerdo con el protocolo establecido, siguieron los honores a la bandera y luego la presentación de dos breves videos en los que se describía la historia del Distrito Federal en estos 190 años.

Primero, quisiera reiterar el gusto que me da verlos y estar con todos y cada uno de ustedes, señaló el mandatario capitalino al hacer uso de la palabra como único orador.

Les agradeció, además, haber abierto un espacio en su complicada agenda para acompañarlo en este breve, pero sentido mensaje de conmemoración del 190 aniversario de la ciudad de México.

Al final se despidió de mano de muchos de sus colaboradores, entre ellos la secretaria de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez, a quien dio un beso en la mejilla; de algunos de los deportistas y actrices, aí como de Jacobo Zabludovsky.

Posteriormente recibió en sus oficinas a los 16 jefes delegacionales, con quienes se tomó una foto.

Mancera Espinosa salió del Antiguo Palacio del Ayuntamiento pasadas las 19 horas.