- Bárbara Jacobs: El ciego hechizo o el hechizo del ciego
- José Saramago: Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas
El historiador recibirá este año el galardón en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía
Ocurre, explica, cuando una clase gobernante quiere modernizar el país sin considerar, e incluso despreciando, al pueblo
En nuestro país ha habido tres de estos movimientos
En momentos de crisis la historia ofrece lecciones, y quienes no saben tomarlas cometen muchos errores
La artista plástica presenta su nueva muestra, llamada Rostros
Esta exposición coincidió con la desaparición de los 43 normalistas
Continúa en el antiguo Palacio de Lecumberri el homenaje al escritor José Revueltas
En el acto, la pianista constató que la lucha del autor, que nunca usó la violencia, no fue en vano
Que dos escritores dialoguen sobre temas variados no es agotador, resulta incluso pedagógico. Sobre todo cuando no lo hacen con falsa modestia o a manera de autoelogio, sino con la intención de transmitir conocimiento o revelar sus deficiencias cuando analizan asuntos en los que se saben poco instruidos. La ventaja de esta actividad es que a partir de ella se generen debates. Baste poner el tablero para incitar al juego.
Hay una imagen que circula en Internet, en la cual un mouse (ratón de computadora) simula comerse a un libro. Más allá del sarcasmo que esto puede suscitar, analizado de cerca resulta ser inevitable. En este libro comprobaremos cómo los productos digitales proliferan y los modelos de negocios para sus productos se vuelven cada vez más sofisticados, así como el de los consumidores. Dividido en tres partes, analiza, en primer lugar el avance y las aproximaciones a la edición digital; la segunda profundiza en sectores relevantes de la industria editorial; y la tercera analiza los problemas más importantes que son debatidos por quienes están involucrados en esta cada vez más lucrativa industria. El negocio de la edición digital, Frania Hall, FCE, 344 pp.
En este poemario, Ibargoyen abunda en largos fraseos contrastantes con la transmutación de imágenes que se producen en cada vocablo. Poemas extensos que dan la impresión de no detenerse para incitarnos a imaginar, sino que precisan de la descripción misma en lo ahí plasmado. Es un transitar por galerías de imágenes que no se corresponden con lo enunciado, tropiezan por tantas evocaciones que suscitan de golpe sus versos. Poemas rescatables son Huaraches rotos
, El escriba otra vez
, en los que poetiza sobre una situación concreta sin dar demasiados tumbos conceptuales. También valen la pena algunos haikús. Gran cambalache, Saúl Ibargoyen, San Roque, 78 pp.
No debe haber pretexto para no leer a esta poeta, quien propone una articulación dinámica de versos con múltiples resonancias. En su exploración no se notan versos forzados, sino un impulso catalizador desde dentro, un largo inhalar y exhalar de asombro en cada pausa, como estar en una degustación gourmet lírica en la que se ponen a funcionar los sentidos con gestos solidarios. Baranda no pierde la cadencia, va de tajo en tajo acoplándose al trote de una cabalgadura que nace de la bruma de un día fresco hasta la puesta de sol veraniego y, en la quietud de esos opuestos, una frase o un canto anuncia el arribo de otro y otro hasta completar un recorrido. Yegua nocturna cooriendo en un prado de luz absoluta, María Baranda, Ediciones Sin Nombre-UNAM, 71 pp.