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Se reconoce a una figura cabal, afirma Elena Poniatowska

A Juan Goytisolo, el premio Cervantes

“Si me dan un premio, dudo de mí mismo, pero si me declaran persona non grata sé que tengo razón”, dijo el escritor a La Jornada en una entrevista

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 25 de noviembre de 2014, p. 4

Madrid, 24 de noviembre.

A sus 83 años, Juan Goytisolo vive inmerso en sus lecturas y sus paseos diarios por la plaza de Yamaa el Fna de Marruecos, donde aprendió de oído el árabe dialectal y la prosodia y cadencia de la tradición oral.

En su propia tierra, España, ha sido un escritor tan admirado como repudiado por su crítica afilada e insobornable. Ahora, después de 60 años dedicado a la literatura y más de 35 de autoexilio –primero en Francia y después en su residencia actual– es reconocido con el Premio Cervantes de Literatura 2014, con lo que tomará la estafeta de la anterior galardonada, la periodista mexicana Elena Poniatowska.

Goytisolo nació en Barcelona en 1931, por lo que asistió con la perplejidad e inocencia de un niño a uno de los hitos que marcaron para siempre su vida y obra: la Guerra Civil (1936-1939) y la posterior dictadura de Francisco Franco (1939-1976), que fue la que finalmente lo obligó a exiliarse en un país –Francia–, donde se pudiera escribir lo que se pensara, así como leer y crear en libertad.

Como sus dos hermanos –José Agustín y Luis–, Juan Goytisolo eligió como motor vital la literatura, que hasta la fecha –con más de 25 libros editados y sus obras completas sometidas a una exhaustiva revisión– ha incursionado en géneros diversos, como novela picaresca, poesía, cuento, el gran reportaje periodístico tras sumergirse en guerras o situaciones extremas, así como el ensayo y la traducción.

Poniatowska, en el jurado

El ministro de Educación y Cultura del gobierno español, José Ignacio Wert, compareció ante la prensa flanqueado de los dos premios Cervantes precedentes, la colaboradora de La Jornada Elena Poniatowska (2013) y el poeta gaditano José Manuel Caballero Bonald (2012), para anunciar el nombre de Juan Goytisolo.

Del galardonado, el jurado destacó su voluntad de integrar a las dos orillas, a la tradición heterodoxa española y por su apuesta permanente por el diálogo intercultural.

Goytisolo, quien perdió a su madre en un bombardeo de los militares franquistas en 1938, en plena guerra civil, y ha sufrido la severidad de su propio país con persecuciones ideológicas, exclusiones sectarias por las camarillas literarias e intelectuales en boga y hasta que se le declarara “persona non grata” en la región de Almería, por escribir un libro sobre las condiciones de los migrantes en esa zona, siempre ha mirado con distancia los reconocimientos y los premios. Sobre todo los que le han otorgado las instituciones españolas, que hasta hace pocos años eras escasos.

Según el ministro español Wert, el novelista y pensador se mostró agradecido cuando recibió la noticia del galardón, pero no dijo ni una sola palabra en público ni contestó las llamadas de los medios de comunicación, porque se encontraba con un resfriado, aunado a los problemas de salud que arrastra desde hace unos años, sobre todo un padecimiento en el oído.

El jurado del premio Cervantes de este año estuvo compuesto por los dos ganadores precedentes, Poniatowska y Caballero Bonald; por un colegiado de la Real Academia Española y uno de las academias de la Lengua Española de América y Filipinas; dos representantes del mundo universitario de España y América Latina, dos representantes del periodismo cultural propuestos por las asociaciones de prensa; el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, y el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert.

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Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) es galardonado por su apuesta permanente por el diálogo intercultural, dice el juradoFoto Ap

Poniatowska destacó que la elección de Goytisolo es una buena noticia, porque se reconoce la trayectoria de una figura cabal, además de alguien al que unen lazos con Latinoamérica, sobre todo con México, donde desde hace años –y como él mismo expresa– me siento más en casa en México que en España, además de que México es un país con una enorme energía humana y capacidad creadora, como dijo a La Jornada, en una entrevista en 2006.

Además, en 2004 recibió el premio que entonces se llamaba Juan Rulfo, que otorgaba la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Deuda con México

Los dos autoexilios de Goytisolo, primero en París en plena dictadura franquista y después en Marruecos, donde vive actualmente, le han permitido mirar desde otro ángulo el devenir de España y Europa.

Desde joven cultivó, como sus hermanos José Agustín y Luis, la narrativa y la poesía, aunque el autor de Paisajes después de la batalla también se interesó por el hiperrealismo de los reportajes en zonas de conflicto bélico –como su Cuaderno de Sarajevo– o sus incursiones en los campos de cultivo del sureste español, donde los migrantes viven en condiciones de semiesclavitud, en Campos de Níjar.

Goytisolo hace una literatura prosódica, busca no ser leído sino ser recitado, pues a su entender hay “un oído literario como hay un oído musical’. Busca el entronque entre la modernidad y la literatura medieval.

Entre los libros que ha escrito destacan Juegos de manos, El circo (trilogía de El mañana efímero), un libro de viaje sobre Cuba, titulado Pueblo en marcha: tierras de Manzanillo, las novelas Señas de identidad, Juan sin tierra, La cuarentena, Paisajes después de la batalla, La saga de los Marx, Argelia en el vendaval, El sitio de los sitios y Las semanas del jardín.

En la citada entrevista con este diario, Goytisolo rememoró la importancia que tuvo México en la publicación de sus primeros libros, cuando el régimen franquista lo tenía censurado por su pensamiento crítico: “Editorialmente fui mexicano en la época de Franco. Señas de identidad y Don Julián se publicaron por primera vez en México, país que no sólo ayudó a los republicanos, sino a los españoles que no podíamos publicar en España. Esto es una deuda que nunca olvidaré. Creo que siempre es más fácil ser reconocido fuera que en tu propio país, al menos en España siempre ha sido así. Estoy al margen de las instituciones culturales españolas y de las camarillas de escritores. Vivo muy feliz en Marruecos, no busco ni persigo premios. Es más, en España he sido nombrado persona non grata dos veces y esto es un honor. Si me dan un premio dudo de mí mismo, pero si me declaran persona non grata sé que tengo razón”.