Viernes 5 de diciembre de 2014, p. 34
Proyectos globales de exploración de petróleo y gas por más de 150 mil millones de dólares probablemente se paralizarán el próximo año, en la medida en que una baja de los precios del crudo los hagan inviables, muestran datos de la consultoría noruega Rystad Energy. Lo anterior podría reducir los suministros para fines de la década.
Las petroleras están tratando de acceder a yacimientos más complejos y difíciles de alcanzar, localizados en algunos casos en las profundidades marinas, en la medida en que grandes yacimientos petroleros descubiertos hace décadas comienzan a agotarse. Pero, al mismo tiempo, el costo de producción ha subido con fuerza debido a un aumento del precio de las materias primas y a la necesidad de onerosas nuevas tecnologías para llegar al petróleo.
Ahora, el panorama para los desarrollos en tierra y mar adentro, desde el Mar de Barents al Golfo de México, parece tan incierto como el precio del petróleo, que ha caído 40 por ciento en los últimos cinco meses, a cerca de 70 dólares por barril.
El próximo año, las compañías tomarán decisiones finales de inversión sobre un total de 800 proyectos de crudo y gas por 500 mil millones de dólares y de casi 60 mil millones de barriles de petróleo equivalente, según datos de la consultoría noruega Rystad Energy.
Sin embargo, dado que analistas estiman que el petróleo promediará 82.50 dólares por barril el próximo año, cerca de un tercio del gasto, o un quinto del volumen, probablemente no será aprobado, comentó el jefe de análisis de Rystad Energy, Per Magnus Nysveen. A 70 dólares por barril, la mitad de los volúmenes generales están en riesgo
, comentó.
Alrededor de un tercio de los proyectos programados para decisiones finales de inversión en 2015 son los llamados no convencionales, en que el petróleo y el gas son extraídos usando la perforación horizontal, en lo que es conocido como fracturación hidráulica.
De esos 20 mil millones de barriles, cerca de la mitad están localizados en las arenas de petróleo de Canadá y en las arenas bituminosas de Venezuela, según Nysveen.