Tertulia de melómanos y escritores en la presentación del libro del autor argentino
Reúne los textos que durante ocho años ha publicado en una columna periodística
Entrega joyas sobre Cecilia Bartoli, Herbie Hancock y Laurie Anderson, indica Jaime Moreno Villarreal
Sábado 6 de diciembre de 2014, p. 6
Una tertulia de melómanos y poetas, donde se habló de Bob Dylan y su candidatura al Premio Nobel de Literatura, Chico Buarque, Caetano Veloso y Violeta Parra, de la crítica musical, el rock y las polémicas fronteras que separan los géneros artísticos, fue la presentación del libro Música y poesía, de Jorge Fondebrider, efectuada el jueves en la librería Gandhi Mauricio Achar.
Durante la charla, el autor mencionó que el volumen tiene que ver con la curiosidad
y ejemplificó con una entrevista con la cantante Mariane Faithfull, que había trabajado en piezas de Shakespeare con Tony Richardson. Me cuenta su interés en William Blake y que Keith Richard es un fanático de Bulgakov y que antes de ser guitarrista quería ser bibliotecario. Frente a este tipo de posibilidades, uno quiere seguir preguntando, aprendiendo y de alguna manera contagiar al resto de las personas con estas cuestiones
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Fondebrider (Buenos Aires, 1956) recordó que el volumen “empezó a escribirse cuando yo tenía 10 años: mi papá me regaló Help, de los Beatles, y mi mamá me atiborraba de libros para que leyera. A ellos les debo la música y la literatura. Luego, accidentalmente cuando ya estaba muy interesado en la existencia de Bob Dylan compré una antología de poesía estadunidense publicada en Argentina”.
El libro reúne los textos que el autor ha publicado durante ocho años en la columna Música y poesía del Periódico de poesía, y es el primero de un proyecto editorial de la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ante la filóloga Selma Ancira, el escritor Fabio G. Morábito y los poetas Antonio Deltoro y Francisco Segovia, comentaron el volumen los escritores Jaime Moreno Villarreal y Eduardo Vázquez Martín, también titular de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal y que participó en Periódico de poesía, y el actual editor de esta publicación: Pedro Serrano.
Durante su intervención, Moreno Villarreal se refirió al libro como de consulta, en el que el lector encontrará puntos de vista muy polémicos, y ofreció algunos comentarios sobre lo que le despierta esta lectura respecto de la relación dual, complicada-sencilla, entre la poesía y la música. Si pensamos en el origen mítico de la poesía, siempre lo hacemos en su relación con la música
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El trabajo periodístico de Jorge es amplísimo, su conocimiento de música es erudito, muy vasto e implica géneros y épocas diversas. Y algo de lo más agradecible, en contraste con lo que yo veo de crítica en México, es su presencia constante como entrevistador en su país, tanto del rock, jazz y la música clásica, entrevistas muy preparadas y que en este libro nos entrega joyas: Cecilia Bartoli, Herbie Hancock y Laurie Anderson.
Sólo experimentación
En otro tema, Moreno Villarreal citó al autor: Los críticos de rock no hablan de música, sino de una serie de datos que permiten adivinar la pertenencia a un determinado grupo social que procede según determinados códigos. Se podría decir con razón que eso ocurre con todas las músicas
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Y explica: “Nuestra crítica va mucho por ahí, lo anecdótico. Hay un crítico que trata de romper este esquema: es Pablo Espinosa, de La Jornada y la Revista de la UNAM, él hace un tipo de artículo ensayo, desde el periodismo es un trabajo poético sobre el lenguaje, para exponer cuál fue su recepción de un disco o de un concierto; entonces, lo convierte en algo muy emocional”.
También recuperó un fragmento de una entrevista consignada en el volumen a Caetano Veloso: No hago otra cosa que experimentación, aunque el tema no suene experimental. Y la tradición no es algo que busqué en los archivos, es mi madre cantando en la casa. Así que toda música que me salga bien, me sale natural
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Jaime Moreno Villarreal destaca: Si no se siente esa ruptura en los límites, cuando el músico está creciendo con una improvisación, con un poco de jazz, cuando está cantando de un modo tal que se da cuenta por la respuesta del público que está llenando el espacio y que está haciendo vibrar a todos, si no hay ese factor la música no funciona
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