Sociedad y Justicia
Ver día anteriorDomingo 21 de diciembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El crematorio, descompuesto desde hace 10 años, dice el profesor Antonio Servín

El necrocomio del IPN, un riesgo sanitario; hay cuerpos insepultos desde hace 6 meses

Hasta hace poco, los fluidos de conservación de cadáveres se vertían en el drenaje, denuncia

 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de diciembre de 2014, p. 34

Si alguien muere y no lo identifican, el cadáver puede ir a la fosa común o a una institución de educación superior para que los futuros médicos aprendan sobre el cuerpo humano. Pero si en ésta no aparece la documentación del cuerpo, se queda en el limbo. En la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) ese limbo es una mesa del necrocomio donde se imparten clases de anatomía.

Sobre ella hay nueve cuerpos cuyo ciclo en la institución se cumplió hace unos seis meses y ahora permanecen ahí, a temperatura ambiente, conservados con formol y envueltos en telas manchadas. Los cuerpos debieron ser sepultados en una fosa común hace meses, pero no tienen papeles y por eso, después de este tiempo, se han convertido en un riesgo sanitario, asegura el académico Alfredo Antonio Servín Andrade.

En un recorrido por el necrocomio, el profesor de anatomía indicó que también hay deficiencias en el manejo de otros restos humanos, los cuales serían incinerados en caso de que el crematorio de la escuela no se hubiera descompuesto hace unos 10 años.

Servín Andrade invitó a La Jornada a dos de las tres áreas de las que consta este espacio de la ENMH. La primera es un aula bien iluminada, en la que hay también un sistema moderno de ventilación, el cual permite que los estudiantes trabajen ahí sin riesgos, pues al manipular los cuerpos éstos liberan gases producidos por las sustancias químicas con las que son tratados para su conservación.

En este salón las mesas de trabajo son también tinas en las que se guardan otros cuerpos. Los fluidos, que es necesario drenar de estos recipientes, asegura Servín, eran hasta hace poco vertidos directamente al drenaje. Vinieron a revisar las instalaciones las autoridades sanitarias y, por supuesto, dijeron que eso era incorrecto. Los directivos de la escuela se inventaron que un camión cisterna viene a recoger los residuos, pero no mostraron la bitácora en la que consta que ese servicio se presta a la institución. Ahorita ya lo han de haber arreglado.

Lo que sí se arregló fue el sistema de drenaje, pues se observan recientes modificaciones a las tuberías de las tinas, las cuales ya no descargan en la coladera. Pero hay lugares donde preparamos los cadáveres y los líquidos sí van al drenaje. Deberíamos incinerarlos, pero el crematorio se descompuso hará 10 años y no se han preocupado por repararlo, asegura el académico que tiene 40 años dando clases, aunque sólo me reconocen 35.

El aula contigua es un espacio más pequeño. Ahí, junto a una pared, están los nueve cuerpos que menciona el académico. Sobre las telas que los cubren hay etiquetas que indican algunos datos, como la fecha del fallecimiento. A Servín le cuesta un poco de trabajo contarlos, porque están unos sobre otros, sin orden.

Durante el paro no se les dio mantenimiento a los nueve cadáveres, por eso las manchas. No importa con qué estén preparados, el material orgánico entra en descomposición. Ustedes vieron cómo está esto y cómo huele, señala.

Pero quizá la principal queja de Servín tiene que ver con otro cuerpo: uno que dice estaba infectado con VIH-sida y con el que trabajaron los alumnos sin saber del riesgo potencial que representaba. Los documentos dicen muy claramente que la persona murió de sida, pero aquí nunca lo aceptaban. Al principio hasta el IPN lo negaba, pero luego lo reconocieron las comisiones de Derechos Humanos del Distrito Federal y la Nacional de los Derechos Humanos. El cuerpo ahora está sepultado en el panteón de Dolores. Aunque no sabemos cómo lo hicieron, si también sus papeles estaban perdidos.

Aunque Servín reconoce que se han hecho mejoras a algunos elementos del necrocomio en los tiempos recientes, insisten en que se requiere un manejo correcto del material infecto-contagioso. Esto es algo de sentido común, aunque uno no sea médico se da cuenta de que está mal lo que les acabo de mostrar.

Los muchachos que aquí se forman, concluye el profesor, van a ser médicos, curadores, dirigentes del sector salud, y con esta preparación en la que se violan procedimientos elementales, no es posible. Ésta situación tiene que cambiar.