a economía de Estados Unidos creció 5 por ciento en el tercer trimestre y 4.6 por ciento en el segundo trimestre de este año. Es el crecimiento más alto desde la recesión de 2008.
Ese crecimiento refleja, entre otras cosas, la acertada política económica de la actual administración y su capacidad para manejar la peor crisis desde la sufrida en los años 30. El crecimiento también se reflejó en el incremento de 330 mil empleos durante el mes de noviembre. De esa manera el desempleo bajó a sólo 5.8 por ciento, cifra impresionante si se toma en consideración que cuando inició su gestión la actual administración el desempleo rebasaba 11 por ciento.
Los números son alentadores, pero aún tenemos trabajo por hacer
, declaró el presidente Barack Obama . Se refería a la necesidad no sólo de incrementar los empleos, sino también el monto de las remuneraciones en la mayoría de ellos. Lo magro de los salarios obliga a no pocos trabajadores en el país a trabajar dos y hasta tres turnos para, medianamente, cubrir sus necesidades más elementales. Por ello, su propuesta de aumento al salario mínimo se ha materializado en las legislaturas de varios estados que han considerado el aumento moralmente justo y también un medio para el crecimiento económico mediante el incremento en la capacidad de gasto de la población.
El crecimiento económico es también un soplo de aire fresco para el Partido Demócrata que de esta forma tiene buenas posibilidades de conservar la presidencia en las elecciones de 2016. La máxima de que el principal factor que determina hacia donde se inclina la balanza de los votantes es la economía, podría cumplirse una vez más.
Es muy pronto para saber quiénes serán los candidatos a la presidencia en las elecciones de 2016. Pero de continuar la misma tendencia en el crecimiento económico, los republicanos tendrán que encontrar una fórmula en la que la economía no sea necesariamente el determinante de las elecciones. Las razones de la estrepitosa caída del Partido Demócrata en las elecciones que acaban de efectuarse pudieran desvanecerse si la tendencia de crecimiento continúa como hasta ahora.
En cualquier caso, será una incógnita el panorama político en el país vecino para los próximos 12 meses. Si los republicanos, que controlarán el Congreso a partir del próximo año, insisten en obstaculizar a toda costa la política del presidente, aparecerán ante el electorado como un partido intransigente e incapaz de cogobernar un país harto de la polarización y la desigualdad. Cabe recordar que la negativa de los republicanos para aprobar un sinnúmero de iniciativas provenientes de la Casa Blanca tuvo como resultado la productividad más baja del Congreso en la historia del país.
Por el contrario, si coinciden con el presidente en algunas iniciativas, particularmente las dirigidas a apuntalar la economía, serán el presidente y por ende el Partido Demócrata los que se afiancen. Habrá que ver como resuelve esa disyuntiva el liderazgo republicano.
Por lo pronto, deseo un buen año a los amables lectores de estas reseñas.