uando, en los primeros días de su gestión como Presidente, Peña Nieto hizo un compromiso para mejorar significativamente la educación mediante una reforma que terminaría con la corrupción imperante en el sector e introduciría un nuevo modelo educativo, generó entusiasmo, o cuando menos el beneficio de la duda. Estábamos equivocados, pues a dos años y medio, la supuesta reforma se ha consolidado sólo como retroceso histórico, que viola incluso la Constitución y como un negocio más de grandes dimensiones que utiliza la educación como pretexto, sin resolver nada.
Comienzo mi análisis del tema por la introducción masiva de los nuevos equipos móviles de cómputo conocidos como tabletas, que constituyen un avance tecnológico importante y una posible reducción de costos, pero representan un problema que anula cualquier posible justificación del proyecto: la inexistencia de contenidos educativos, cuyo desarrollo ha tomado varias décadas para estar disponibles en laptops convencionales. Esto implica que prácticamente no exista ningún contenido educativo que los estudiantes puedan utilizar en las tabletas que se distribuyen por el país alegremente, incompatibles con los equipos existentes en las escuelas, que son considerados por la presente administración simple basura tecnológica.
Lo que no deja ninguna duda es que se trata de un gran negocio que, sin dejar huella de carácter positivo en la educación, significará sólidas utilidades para los proveedores, amigos del secretario y seguramente del Presidente, quienes compensaran a éstos de manera generosa.
No se trata de una acción aislada, sino de un ejemplo del quehacer en materia educativa del actual gobierno, cuya política ha sido colocar en el banquillo de los acusados la figura del maestro, haciendo ver a estos ante la opinión pública como los principales, sino es que los únicos responsables de los bajos niveles de preparación de los estudiantes, sobre todo cuando pertenecen a las escuelas oficiales
, sometiéndolos a un proceso de evaluación que permite juzgarlos mas que evaluarlos en términos estadísticos, al afirmar, por ejemplo, que 70 por ciento de los evaluados resultaron ser no aptos para ejercer la docencia
, poniendo al magisterio contra la pared, en un país donde el mismo presidente de la República, igual que muchos gobernadores y congresistas, no son sometidos a evaluación, no obstante las funciones que desempeñan.
Todo esto ha generando actitudes de enojo, apatía y rechazo de los maestros de todo el país, que pueden llevar la educación a un retroceso lamentable, en la medida que son los actores centrales del proceso educativo en su sentido más amplio. Como en todos los gremios y grupos sociales, en el de los profesores existen malos elementos, algunos con conocimientos escasos, otros con actitudes autoritarias e intimidantes, o incapaces de fomentar el pensamiento crítico y la capacidad de tomar decisiones, y por lo tanto también de enseñar a sus pupilos a tomarlas y asumir consecuencias; sin embargo, esto no es lo común y ni siquiera una parte significativa del gremio; al contrario, el magisterio es el gremio social que más ha contribuido a nuestro desarrollo nacional. Los mejores momentos del México moderno han estado, de hecho, vinculados con la actuación y el papel social de los docentes.
La instrumentación de un nuevo modelo educativo que fomente el trabajo colaborativo, el aprendizaje experimental, la creatividad, la sustitución del conocimiento segmentado, los valores fundamentales de igualdad, fraternidad y respeto a las leyes, el desarrollo del pensamiento crítico y la identidad nacional, requiere maestros bien preparados, responsables, satisfechos y comprometidos con la misión que la nación entera ha puesto en sus manos; pero el camino es otro totalmente diferente al que el actual gobierno pretende imponer, mostrando con ello su autoritarismo e incapacidad de comprender las dimensiones que tal proyecto requiere y menos aún de las consecuencias para el país, si ese fracasa.
En este contexto, resulta simbólico el rechazo generalizado al actual gobierno, a partir del ataque criminal realizado, precisamente, contra una escuela de maestros rurales, la Normal de Ayotzinapa, cuya investigación amañada y mentirosa del ataque, ha dado como resultado la certeza de su participación en ese crimen condenado por el mundo entero.
Hoy, el enojo del magisterio es nacional estará presente en las manifestaciones programadas para llevarse a efecto durante mayo en varios estados de la República, como Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Veracruz, que constituirán un indicador de la gravedad del enojo y del grado de rechazo al gobierno. A más de dos años del inicio de esta administración, la Secretaría de Educación no tiene aún resultados que informar, más allá de estadísticas vacías y de la presentación de chivos expiatorios que nada significan. Un cambio de actitud que permita a los profesores sentirse reconocidos en su labor y un esfuerzo serio para proporcionarles los conocimientos necesarios para construir un nuevo modelo educativo acorde a las apremiantes necesidades nacionales, es imperante.
Por otra parte, es importante mencionar que para poner en manos del gobierno federal el actual proceso de concentración de la nómina y de la administración del sistema educativo, como hace 25 años, y que constituye una medida justificada por los desvíos de recursos realizados por algunos gobiernos estatales –que vieron en esos recursos educativos un gran botín puesto a su disposición– es también un retroceso que debería haber sido resuelto, castigando a los funcionarios involucrados en esas prácticas. La descentralización es hoy en día una estrategia importante en todos los países que buscan mejorar la educación; la asignación de recursos y atribuciones en los directores y maestros de las escuelas enriquece la experiencia y la actitud de responsabilidad de docentes y directores que deben rendir buenas cuentas ante los padres y la comunidad para la que trabajan.
Termino pidiendo a mis lectores que se conecten a la liga siguiente para sumarse a la demanda que hacemos al gobernador de Veracruz, con el fin de que su gobierno pague los adeudos que tiene con profesores, trabajadores, jubilados y empresarios proveedores del sistema educativo, en virtud de los desvíos generados por funcionarios de su gobierno, los cuales son hoy candidatos al Congreso de la República por el PRI y el Partido Verde. Se agradece su apoyo.