El mérito es de ambos países, subraya al regresar de su gira
Martes 14 de julio de 2015, p. 19
Roma.
El papa Francisco restó importancia ayer a su papel de mediador en el histórico acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, y aseguró que el mérito
es de ambos países por entablar el diálogo tras más de medio siglo de hostilidades.
En el proceso no ha habido mediación, (la intervención) no tuvo carácter de mediación
, dijo Francisco a los 75 periodistas a bordo del avión papal que lo conducía a Roma, tras ocho días en Ecuador, Bolivia y Paraguay.
El pontífice, considerado actor clave en el deshielo entre Washington y La Habana, aseguró que lo importante fue el deseo
de ambas naciones de dialogar al pedirle su participación.
Después de la primera consulta transcurrieron meses sin noticias, hasta que su secretario de Estado le dijo: Mañana tendremos una segunda reunión con los dos equipos
, narró el Papa argentino.
Sólo fue eso, no mediación. Era la buena voluntad de los dos países
, agregó. El mérito es de ellos, son los que han hecho esto. No hemos hecho casi nada, sólo pequeñas cosas
, expresó.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, reconocieron explícitamente el papel de Francisco en las negociaciones secretas de 18 meses que condujeron al histórico anuncio de que ambos países reanudarían sus vínculos.
Durante su vuelo de Asunción a Roma, tras concluir su gira por Sudamérica, el pontífice también se refirió al anhelo de Bolivia de contar con una salida al mar. Diría que no es injusto plantearse una cosa de ese tipo, ese anhelo
, manifestó.
No obstante, descartó que la Iglesia pueda servir de mediadora en ese diferendo que viene del siglo XIX por una guerra librada entre Bolivia y Chile, ya que el caso está siendo analizado en la Corte de La Haya. Además pidió que no se pare
el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en Colombia.
Aclaró que no se sintió ofendido al recibir el regalo de un Cristo colocado sobre una hoz y un martillo, réplica de un tallado que hizo el sacerdote jesuita español Luis Espinal, asesinado por fuerzas de ultraderecha en 1980 en La Paz, que le fue obsequiado por el presidente de Bolivia, Evo Morales.
Por su parte, Morales dijo ayer temer por la vida del pontífice, debido a la posición anticapitalista y antimperialista
que expresó durante su gira por Sudamérica.