Caos en desarrollo urbano
El poder de los vecinos
Vivienda, tema preocupante
hora que el gobierno central se ha propuesto evaluarse para poner orden, no estaría de más que tratara de hacer lo mismo en el plano de la construcción de viviendas en la ciudad.
El asunto es más que caótico. Los constructores de vivienda se alimentan de un desorden tal que los ha llevado a hacer prácticamente lo que les da la gana. Lo mismo violan el uso de suelo que incumplen con los contratos, sin que exista una autoridad que los meta al orden o que regule su actuación. Más bien, todo hace pensar que los vacíos legales que les permiten abusar del desorden se toleran en un acuerdo no escrito, sin reglas ni ataduras, donde los únicos que peligran son los habitantes de la ciudad.
Resulta que la Secretaría de Obras no les puede decir nada porque allí sólo se tratan los asuntos de construcción que tienen que ver con el gobierno, es decir, la obra que realiza la iniciativa privada no pasa por esa dependencia. En la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda tampoco se les puede obligar a cumplir con lo legal, porque esa dependencia sólo se encarga de ver el uso del suelo, que los constructores violan con la mano en la cintura sin ninguna pena.
Es, entonces, cosa de las delegaciones. Pero como en las demarcaciones no se quiere decir cuántas viviendas se construyen cada año, ni siquiera se tiene un padrón confiable del número que se ha levantado en la ciudad durante, por ejemplo, los pasados tres años, aunque a todo mundo le consta que los llamados desarrolladores sólo han detenido su arbitrariedad en algunos casos: en los que la gente les impide construir ciertos proyectos contrarios a los intereses de la gente que habita en los alrededores.
La semana pasada, en un periodo extraordinario, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) trató de cambiar el uso de suelo a cerca de medio centenar de predios de esta ciudad. La presión de la gente y el momento político, que no parece ser el mejor para el gobierno de Miguel Ángel Mancera, habrían impedido que se consumara lo que los constructores de vivienda deseaban, y avaló apenas seis de 47 que se analizaron en esa casa de representantes populares.
Gracias a la presión de los vecinos que estuvieron presentes en la casona de Donceles y Allende, sin importar que la sesión se llevó cerca de 15 horas corridas, se evitó que se diera permiso a la construcción de una torre de departamentos de nueve pisos en la calle de Zacatecas, en la colonia Roma, y se frenó también la posibilidad de que se siga construyendo el conjunto que se empezó a levantar en un predio inmenso y que se llama Ciudad Mitikah.
Para Manuel Granados y los diputados de la ALDF este será un punto muy bien evaluado por la ciudadanía, que está, de verdad, indefensa frente a los desarrolladores, que, como dijimos, han abusado de todas las ventajas que les ha facilitado el gobierno. El asunto es tal que hoy mismo se quiere consultar en la página de información de la Seduvi el número de cambios de uso de suelo autorizados por esa dependencia recientemente, y nada, no hay nada; ese número ya no existe.
No obstante, hasta finales del año pasado, en esa misma página electrónica de la Seduvi se podía obtener alguna información. Es más, se daba como dato la autorización para el cambio de uso de suelo en siete predios, dos en Coyoacán y otro en Miguel Hidalgo, además de otros terrenos ubicados en otras demarcaciones. Total, como se puede ver, es imposible saber cuántas vivienda se construyeron y se construyen en el DF, lo que sin duda debe preocupar al gobierno central. ¿O no?
De pasadita
Quédeselo sólo como chisme, pero permítame pasárselo. Nos cuentan que tanto el secretario de Desarrollo Económico del DF como la secretaria del Trabajo no recibieron la orden de presentar sus renuncias, como indicó el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, pero no porque se los saltaran o porque estuvieran fuera de la lista, sino porque se hallaban de gira en Rusia. ¿Será?
