ay muchas palabras para describir el resultado de la reunión en Bruselas el fin de semana pasado para tratar la crisis en Grecia. Se habla de capitulación por parte del gobierno de Tsipras. Y ese parece un término adecuado, pues el gobierno de Syriza ha cedido casi todas sus posiciones a lo largo del frente de batalla contra la austeridad.
De hecho, el nuevo paquete de medidas aceptado en la reunión es más duro que el que rechazó la población griega en el referéndum de dos semanas atrás. Parecería estar diseñado para provocar la caída del gobierno de Syriza en Atenas. Por eso cuando se dieron a conocer las condiciones demandadas por el eurogrupo la semana pasada el hashtag #ThisIsACoup (esto es un golpe de Estado) se convirtió en un tsunami en las redes sociales.
Por el momento se ha salvado la integridad
de la unión monetaria, pero en el proceso se destruyó lo más esencial de cualquier acuerdo político duradero, la confianza. Las negociaciones se convirtieron en un esquema de chantaje o de un intercambio después de una toma de rehenes. Sólo que en las negociaciones Alemania y sus aliados en el Eurogrupo sí estuvieron dispuestos a oprimir el botón nuclear, mientras Syriza siempre dejó claro que nunca iría tan lejos como salirse del euro.
Hay otros términos que evoca el nuevo acuerdo
para enfrentar la crisis en Grecia. Anschluss es uno de ellos.
El 12 de febrero de 1938 el canciller de Austria Kurt Schuschnigg se reunió con Hitler en el retiro de Berchtesgaden. La presión para consumar la unión de Austria con Alemania se había intensificado. Los simpatizantes austriacos de esta unión recibían el apoyo de Berlín y su influencia era notable. Un alto porcentaje de jóvenes que permanecían en desempleo debido a los efectos de la Gran Depresión veían en la unión la respuesta a sus problemas. En Berchtesgaden Schuschnigg recibió un mensaje claro: capitular o arriesgarse a que se desencadenara una guerra civil en Austria. Los testigos cuentan que Schuschnigg salió deprimido y acabado de la reunión: había terminado por aceptar todas las condiciones del diktat alemán.
De regreso en Viena Schuschnigg puso en libertad a los cabecillas nazis que esperaban procesos penales y nombró al nazi Arthur Seyss-Inquart ministro de policía (otra condición dictada en Berchtesgaden). Pero al mismo tiempo comenzó a organizar un referendo para decidir sobre la unión o la independencia de Austria. La fecha del referéndum fue fijada para el 13 de marzo de 1938. La edad mínima para votar fue establecida en 24 años para evitar que los miles de jóvenes desempleados y simpatizantes nazis pudieran votar. Hitler montó en cólera y promovió las manifestaciones violentas de simpatizantes nazis en casi toda Austria, creando el caos en todo el país. La policía no hizo nada y Alemania inició la movilización de sus fuerzas armadas. Hitler presionaba al presidente austriaco Wilhelm Miklas para que destituyera a Schuschnigg y nombrara canciller a Seyss-Inquart. Su plan era que el nuevo gobierno pidiera ayuda
a Alemania para restablecer el orden. Pero Miklas se negó y para cuando cedió Hitler había dado sus órdenes para poner en marcha la invasión de Austria. El Anschluss se llevó a cabo en la madrugada del 13 de marzo de 1938.
¿Es una exageración recordar el Anschluss en el contexto del nuevo acuerdo para iniciar el tercer paquete de rescate
de la economía griega? Puede ser, pero hay que señalar que no es necesario ocupar militarmente un país para convertirlo en una colonia.
El contenido del paquete económico impuesto a Tsipras contiene medidas que no sólo implican la pérdida de soberanía sobre la política fiscal. Incluye también un régimen de manejo de los activos públicos que implica, en los hechos, una subordinación de índole patrimonial. El proceso de privatización contará ahora con un fondo especial al que serán transferidos activos públicos de alto valor para ser liquidados. Estos recursos serán usados para asegurar el pago del nuevo préstamo del Mecanismo europeo de estabilización y generarán un total de 50 mil millones de euros de los cuales la mitad servirán para recapitalizar los bancos.
Quizás sería mejor hablar de una redición de la Esfera de Co-Prosperidad de la Gran Asia Oriental que el aparato de propaganda de Japón utilizó a partir de 1938. Si en sus sueños la Merkel y Shäuble piensan que pueden someter a todos sus vecinos a un esquema de política económica subordinado a los intereses de una Gran Alemania entonces sus aspiraciones se parecen a las del jefe del imperio del Sol Naciente. Pero todos esos sueños, las esferas de co-prosperidad y el Anschluss terminaron muy mal, como bien sabemos.
La descripción de lo que ha acontecido con la crisis en Grecia puede variar. Pero una cosa es cierta: los acreedores ganaron y de este modo el proyecto de una integración europea con ideales democráticos y republicanos ha sufrido un golpe del que será muy difícil recuperarse.
Twitter: @anadaloficial