Divertidos y entrañables cuentos, mitos, leyendas y anécdotas forman la programación de la edición 26 del Festival Internacional de Narración Oral CuéntaLee.

La finalidad no sólo es entretener a los más pequeños, sino acercar a jóvenes y adultos a ese tradicional y milenario arte.

En homenaje a la actriz María Eugenia Llamas (1944-2014), La Tucita, el foro fue inaugurado el domingo en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, aunque se desarrolla en varias sedes, como el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, la Casa de la Primera Imprenta de América, el Faro de Oriente, el Centro Comunitario San Lorenzo, el Palacio Nacional, el Museo Casa Carranza, el Instituto Mora, el Centro Cultural de España, la Capilla Alfonsina, el Centro Cultural Bella Época, la Biblioteca IBBY y Papalote Museo del Niño.

Participarán más de 15 narradores orales de México, así como representantes de Argentina, Colombia, Cuba, Francia, Panamá, Polonia, Venezuela, Italia y Costa Rica.

En la jornada inaugural se entregó el Premio FINO 2015, en reconocimiento a la trayectoria de las narradoras Elsa Oralia González Olguín (México) y Graciela Anzola (Venezuela).

Quehacer a contracorriente

De acuerdo con Armando Trejo, director del festival, la labor del narrador es un trabajo a contracorriente, pues en la actualidad el arte de la palabra, la voz y el gesto se tiene que enfrentar a una sociedad donde los medios audiovisuales tienen enorme presencia.

Lo más difícil, expresó a La Jornada, es convocar a un público que sepa valorar y escuchar una historia sin que está sea teatralizada. Durante 25 años ha sido un festival cuyas actividades se dirigen principalmente a jóvenes y adultos, aunque siempre se ha considerado una programación especial para los niños.

La idea de enfocar CuéntaLee en el público joven y adulto es conseguir la valoración social que revierta positivamente la apreciación de ese arte y fortalecer su condición de categoría artística. Que sea la palabra hablada la protagonista del hecho escénico.

En ciertas zonas rurales es una tradición que aún se conserva, afirmó Trejo; sin embargo, “en las ciudades se ha perdido el gusto por la conversación. En la sobremesa, las personas lo que hacen es revisar sus teléfonos móviles.

La sociedad contemporánea vive y coexiste en un ámbito en el que la oralidad es secundaria, debido a que la comunicación interpersonal se ve afectada por la inmediatez y la información audiovisual.

A través del Foro Internacional de Narración Oral (FINO), nos damos a la tarea de formar jóvenes narradores profesionales, junto con la Universidad Nacional Autónoma de México, quienes encuentran en esta labor una oportunidad de desarrollo humano y artístico.

El festival reúne no sólo a representantes de varias nacionalidades, sino también a narradores de distintas generaciones. Participan jóvenes de entre 18 y 30 años, quienes dan a conocer su repertorio e interactúan con artistas de trayectoria profesional.

La idea es que puedan intercambiar experiencias de trabajo y de vida, pues hay cosas del lenguaje o vocabulario que los más jóvenes no conocen; hay palabras que han caído en desuso y que al escucharlas se sorprenden mucho.

Las actividades del encuentro concluirán el sábado 25 de julio. Más información sobre el programa del festival.