Miércoles 29 de julio de 2015, p. 20
Trípoli.
Saif Islam, el hijo más conocido del asesinado líder libio Muammar Kadafi, y otros ocho colaboradores de este último, fueron condenados a muerte este martes por un tribunal de Trípoli por los cargos de asesinato y genocidio durante la represión de la revuelta que derrocó al gobierno en 2011. Islam fue juzgado en ausencia pues está en la ciudad de Zintan, en el suroeste de Libia, en manos de la milicia opositora al actual gobierno en Trípoli. Durante el proceso compareció por videoconferencia.
El último primer ministro de Kadafi, Bagdadi Mahmudi, y su ex jefe de los servicios de inteligencia, Abdala Senusi, sí estaban presentes en la sala al ser condenados a muerte.
En total, 37 personas estaban acusadas de delitos como asesinato y complicidad durante la represión que derrocó a Kadafi tras 42 años en el poder. El líder fue asesinado en la calle por una turba de opositores en las afueras de Sirte, su ciudad natal, el 20 de octubre de 2011.
El juicio, que empezó en abril de 2014, fue criticado por organizaciones de defensa de los derechos humanos, que afirman que los acusados tuvieron acceso limitado a abogados y a documentos claves.
El Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos advirtió que durante el juicio hubo serios problemas sobre el acceso a abogados, acusaciones de malos tratos y audiencias sin acusados
.
Amnistía Internacional calificó las sentencias de lamentables
.
El proceso también se vio marcado, en el caso de Islam, por una disputa no resuelta con la Corte Penal Internacional de La Haya, que reivindica su jurisdicción en el caso.
En la sala, en el centro de Trípoli, estaban 29 acusados.
La milicia que mantiene preso a Islam en Zintan es leal al gobierno reconocido internacionalmente, que el pasado agosto tuvo que refugiarse en Tobruk (este), cuando la coalición de milicias Fajr Libia tomó el poder en Trípoli, creando su propio gobierno y parlamento.
El Consejo de Seguridad de la ONU confió el conflicto libio a la Corte Penal Internacional (CPI) en febrero de 2011, al desencadenarse la represión del régimen de Kadafi contra un levantamiento popular alentado por la primavera árabe, que acababa de tumbar a los presidentes de Túnez y de Egipto.
Los fiscales de la Corte consideran que el hijo de Kadafi formaba parte del círculo más estrecho
de su padre, y que concibió y dirigió un plan para disuadir y poner fin por todos los medios a las manifestaciones civiles
opositoras. Desde su captura en noviembre de 2011, un mes después de la muerte de Kadafi, la CPI ha solicitado su extradición, de momento en vano.
Tras emitirse la condena, el Parlamento libio internacionalmente reconocido aprobó por unanimidad una ley de amnistía general.