Monterrey.

Tigres quería sacudirse la afrenta de no poder ganar la final de la Copa Libertadores ante River Plate y estuvo cerca de su primera victoria del torneo. Pero Chivas, que se encaminaba a su tercera fecha sin ganar, estropeó esa ventaja que llegó a tener el conjunto regiomontano y logró un empate a 2 goles que estuvo a punto de ser un nuevo descalabro para los de la UANL.

El conjunto felino llegó por primera vez con su equipo A, luego de que estuvieron metidos a fondo en el certamen sudamericano y la diferencia fue notoria. Pero el esfuerzo para los que compitieron en Libertadores fue severo y Juninho resintió la exigencia. Al minuto 18 salió por molestias, después de la final ante River –que se disputó bajo lluvia– y fue relevado por Antonio Briseño.

El cambio de Ricardo Ferretti fue afortunado pues al minuto 31 fue Briseño quien abrió la cuenta del cuadro regio. En un tiro de esquina el relevo del capitán felino saltó para cabecear fuerte y anotar el primero.

Chivas, en cambio, no pudo levantar. Tuvo algunos visos, pero siempre con carencias. Omar Bravo intentó tirar desde fuera del área, pero la mandó por un costado. Los rojiblancos parecían desconcentrados y sin capacidad de organizarse.

Mientras, Jürgen Damm les daba otro susto a los tapatíos con un remate frente al arco, pero que no venció al portero José Antonio Rodríguez.

En ese escenario llegó el segundo de Tigres, con un pase filtrado que permitió a Pierre Gignac escaparse por el carril izquierdo, burlar la marca y enviar la pelota por abajo para el 2 a 0.

Tigres se fue al descanso con la tranquilidad de dos goles en la talega. A los rojiblancos debió reprenderlos Chepo de la Torre, porque volvieron del vestidor con otra actitud. Con la convicción de que podían revertir el marcador.

Luego vino el tropiezo de Tigres, con una entrada de violencia gratuita de Jesús Dueñas en media cancha. El jugador entró con los tachones sobre el tobillo de Carlos Salcido, por lo que el árbitro Francisco Chacón le sacó el cartón rojo. Salcido quedó tendido en el campo y tuvo que ser retirado (más tarde salió del estadio en ambulancia): en su lugar entró Carlos Cisneros.

Poco después llegó el gol de Chivas al minuto 57. Un cobro que Raúl López patea con furia y efecto para entrar por el ángulo derecho. El rebaño entonces se metió a la pelea.

Después de insistir, Chivas consiguió el empate al 81 con una jugada en la que Michel Vázquez recibió el balón de espaldas al arco, dio media vuelta y disparó con decisión al fondo de las redes para el 2 a 2, que en la primera parte parecía algo imposible.

El final tuvo tintes de comedia y drama. Fue la mejor parte del partido. En el minuto 92 Gignac pudo resolver el partido y darle a Tigres la primera victoria del torneo y con ello un premio de consolación tras la derrota con River. Pudo, pero no lo hizo. Un contragolpe en el que se quedó solo ante el portero terminó en un disparo que pocos podrían haber mandado con tan poca fortuna. El francés no podía creerlo, terminó tendido, bocabajo, mordiendo el césped. El Tuca Ferretti con el rostro descompuesto lo miraba hundido en su sillón de entrenador en completo desconsuelo.

Después vino la expulsión del portero Nahuel Guzmán, que postergó por minutos el silbatazo final, entre reclamos y la decisión de quién pararía el último cobro de los rojiblancos. Pizarro se enfundó la casaca de arquero y los guantes. Nahuel no se marchaba y les daba indicaciones a la barrera. Raúl López buscó con su pie fino el disparo, pero el improvisado portero se quedó con el balón en las manos. Nada para nadie en el final.