A 33 años de que los gobiernos mexicanos empezaron a seguir las indicaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mexicana es una de las más abiertas del mundo pero ha aumentado su dependencia hacia el exterior, particularmente de la economía de Estados Unidos, señala el reporte macroeconómico de México de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

De acuerdo con un análisis de la publicación, si bien se ha alcanzado una estabilidad macroeconómica que ha mejorado el posicionamiento de México en el exterior, esto no se ha reflejado en el crecimiento económico.

En su estudio Políticas macroeconómicas de México ante la inestabilidad financiera internacional, la profesora-investigadora Josefina León León, del Departamento de Economía de la UAM Azcapotzalco, recordó que fue en 1982 cuando ante una crisis de deuda externa y una grave recesión, el gobierno mexicano, con José López Portillo como presidente, comenzó a aplicar una política económica ortodoxa que hizo transitar a México de un modelo orientado hacia el mercado interno a otro que se inclinó hacia el exterior.

La investigadora puntualizó que la finalidad de fijar una meta de inflación en el intervalo de 2 a 4 por ciento es lograr tasas de inflación similares a las de los países socios del TLCAN, objetivo que ha sido cumplido de manera eficaz por el Banco de México, que ha logrado mantener la estabilidad de los precios, de manera que la brecha de inflación de México con Estados Unidos y Canadá es cada vez menor.

Sin embargo, señaló que dicho resultado contrasta con el pobre desempeño del crecimiento económico y la generación de empleos, lo que muestra que tener estabilidad de precios no es suficiente para impulsar la actividad económica.

Según el análisis, en lo que va del siglo XXI el crecimiento en México ha sido pobre e inestable, y las expectativas de crecimiento económico para 2015 (de alrededor de 3 por ciento), son menores de lo que se espera para países como Panamá, Bolivia, Paraguay, Perú y Colombia, de acuerdo con los datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

La autora sostiene que la estabilidad monetaria ha ido acompañada de un lento crecimiento económico y el país se encontraba en una trampa recesiva, incluso mucho antes de aplicar la política monetaria basada en metas de inflación.

Consideró que aunque la esperanza del gobierno es que las reformas realizadas promuevan el crecimiento económico y sean las decisiones del sector privado las que contribuyan en una mejor asignación de los recursos, se debe considerar que el canal de crédito puede jugar un papel importante en el crecimiento económico. Para ello se requiere que los bancos comerciales disminuyan el costo del financiamiento, ya que en la actualidad es muy alto comparado con otros países.

Señaló que los instrumentos de la política fiscal se tienen que usar no sólo como medio para incrementar los ingresos del sector público, sino que también deben contribuir en su carácter contracíclico para combatir las fases recesivas del ciclo económico.