Opinión
Ver día anteriorMiércoles 12 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

Los Chuchos se desunen

J2 y Na2, realineación

Acosta Naranjo deja NI

Los brincos de El Bronco

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ENCUENTRO PROSELITISTA. Los diputados Manlio Fabio Beltrones y Cristina Monroy del Mazo se reunieron con dirigentes e integrantes de la Confederación Nacional Campesina con el propósito de buscar el apoyo de ese sector en su pretensión de encabezar la dirigencia nacional del PRIFoto José Antonio López
A

l fondo de lo que está sucediendo hoy en el Partido de la Revolución Democrática está la división del grupo largamente dominante, el de los Chuchos (para efectos formales, Nueva Izquierda). De un lado están los titulares de los hipocorísticos fundacionales, Jesús Ortega y Jesús Zambrano (J2), y del otro, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta Naranjo (Na2). Los puntos de disenso entre J2 y Na2 van desde el grado de recuperación de una línea de izquierda más confrontacional con el gobierno federal (en reacción a los excesos cometidos en la etapa del Pacto por México), hasta el tipo de alianzas electorales a realizar en el futuro (¿abiertamente con el PAN, aunque el mandato del reciente consejo haya sido que sólo en ciertas circunstancias, o sin él?, todo ello más allá del factor Morena en sí, pues se asume que éste buscará seguir corriendo en solitario), pasando por el perfil del nuevo dirigente que en su crisis el PRD requiere: ¿interno o externo? (con posibilidades ciertas, en el caso de un externo, para Agustín Basave, diputado federal electo, y la búsqueda de José Woldenberg y Juan Ramón de la Fuente, aunque parece menos viable que éstos acepten entrar al ring de lucha superlibre de la vida interna del sol azteca), ¿para hacer cambios a fondo o para sobrellevar los problemas?, ¿verdugo de las corrientes o rehén de ellas?

En esa desunión creciente, Zambrano y Acosta disputan la conducción del grupo de diputados federales de la próxima legislatura. Acosta Naranjo renunció a NI en marzo pasado, silenciosamente, sin relación con la contienda por la coordinación en San Lázaro, por diferencias con la línea política de esa corriente y no quiso difundir su salida para no desviar la atención de lo sustancial. Ortega plantea un desplazamiento táctico hacia Aguascalientes, un presunto retiro provisional (para escribir sobre lo que ha vivido en la política, según algunas versiones), donde podría ser candidato a gobernador el año entrante, cuando se elegirá al sucesor del priísta Carlos Lozano de la Torre (en Aguascalientes no pinta el PRD, pues la disputa real se da entre PRI y PAN. En las anteriores elecciones de gobernador, en 2010, la alianza PRI-Verde-Panal ganó con 47.66 por ciento de los votos, contra 42.47 del blanquiazul. El PRD sólo tuvo 4.38 por ciento). Navarrete sigue como miembro de NI, pero su postura se ha ido distanciando de la que mantienen Ortega y Zambrano, frustrada la pretensión del guanajuatense de emprender, con él como dirigente, una reforma interna que incluso habría afectado a los Chuchos.

Las tempranas reyertas y recomposiciones en algunos partidos (no sólo en el sol azteca) tienen como objetivo las elecciones presidenciales de 2018. El PRI ya tiene en la línea de golpeo (para dar y recibir) al secretario de futuros dedazos, Manlio Fabio Beltrones y, en la cancha pero en posiciones menos explícitas, al secretario de fugas enchapadas, Miguel Ángel Osorio Chong, y al secretario de devaluaciones, Luis Videgaray. En el PAN pugnan por la postulación el góber Bala, Rafael Moreno Valle; el cacique poscalderonista, Gustavo Madero, y la esposa de su esposo, Margarita Zavala de Calderón. No hay discusión alguna en Morena: el candidato es Andrés Manuel López Obrador, con su tesis de que la tercera es la vencida. Y desde Chiapas, el gobernador verde, Manuel Velasco Coello busca ser el beneficiario de una alianza final entre el PRI y el PVEM.

Por fuera comienza a ser fortalecida la posibilidad de Jaime Rodríguez Calderón para constituirse en un candidato independiente a Los Pinos. Con tres décadas de disciplinado priísmo clásico, el político apodado El Bronco (admirador de Alfonso Martínez Domínguez, quien era regente de la ciudad de México el 10 de junio de 1971, el día del célebre halconazo, luego gobernador de Nuevo León) simboliza hoy el oportuno Brinco de un esquema agotado hacia uno novedoso. En esta columna se expresaron con toda oportunidad las razones para dudar de la autenticidad de fondo del fenómeno electoral norteño y se advirtió que esa figura de mercadotecnia sería enderezada contra Andrés Manuel López Obrador. Aún no toma posesión del cargo y el Brinco Rodríguez Calderón ya está en abierto forcejeo declarativo con el tabasqueño, primero por un viaje aéreo patrocinado por un empresario para llevar al gobernador electo a Colombia y, luego, por una reunión con banqueros y empresarios en la que por coincidencia el neoleonés topó con Carlos Salinas de Gortari.

En esa confrontación con López Obrador mucho le ayuda el estilo desparpajado a quien mucho tiempo hizo equipo con el actual diputado federal priísta Abel Guerra Garza, quien fue dos veces presidente municipal de Escobedo y secretario de obras públicas durante la gubernatura de J. Natividad González Parás, a quien muchos ciudadanos de Nuevo León atribuyen el inicio de una marcada espiral de ineficacia y corrupción que ha logrado marcas muy altas con Rodrigo Medina (hechura de JNGP, dependiente de él en términos políticos). Pero ese aire despreocupado, fanfarrón y superficial de Rodríguez Calderón corre el riesgo de extinguirse y quedar en una caricatura ridícula si no lo sustenta con hechos que acrediten congruencia opositora al sistema, conforme a la rebeldía que ofreció en campaña. Una prueba de fuego estará en el proyecto hidráulico Monterrey VI, en torno al cual hay tantas evidencias de mala planeación y corrupción (con el sello de Higa y sus altísimos beneficiarios federales) que El Bronco ofreció cancelarlo y ahora él mismo, pero ya como gobernador electo, pretende replantear financieramente para volverlo a encarrilar, con el beneplácito y apoyo de Los Pinos. Por lo pronto, Rodríguez Calderón tiene el apoyo de Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, cuyo gerente es Dante Delgado, y desde esa plataforma, en alianza con el grupo jalisciense dirigido por Enrique Alfaro (controlador de la bancada de MC en San Lázaro), se intentará construir la versión independiente 2018. ¡Hasta mañana!

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