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Culminó el coloquio dedicado a Adolfo Sánchez Vázquez por su centenario natal

El capitalismo omite la historia humana, dice González Casanova

Debemos lograr una nueva revolución mundial, entre resistencias, luchas y negociaciones que respeten el interés general, manifestó el sociólogo en la UNAM

El conocimiento de las ciencias funcionales al sistema dominante tiene que ser crítico, reconocer fallas y aciertos, considera

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Estamos perdiendo la praxis, hacemos discusiones absurdas que tienen que ver con la lucha por el poder, son desplantes en el contexto de la restauración del capitalismo, la tragedia de la humanidad, señaló Pablo González Casanova en el aula magna de la Facultad de Filosofía y LetrasFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de septiembre de 2015, p. 3

La humanidad no está condenada necesariamente a sobrevivir estos tiempos terribles si logra un tipo, muy nuevo, de revolución mundial, entre resistencias, luchas y negociaciones que respeten el interés general, como lo logró la pequeña isla de Cuba durante más de 50 años de cruel bloqueo de Estados Unidos, consideró el sociólogo Pablo González Casanova durante su participación en la séptima mesa del coloquio en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para conmemorar al filósofo Adolfo Sánchez Vázquez en el centenario de su natalicio.

Ese encuentro internacional culminó ayer en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras, a la que acudió gran número de jóvenes universitarios interesados en la visión que el maestro González Casanova tiene del marxismo y la historia, tema de su ponencia.

El ex rector de la UNAM manifestó que gran cantidad de personas que se dicen marxistas todavía estudian el siglo XXI con la interpretación que Karl Marx hizo en su época, lo cual es muy grave porque los lleva a ser intérpretes de textos mientras el mundo ha cambiado extraordinariamente y necesita otras propuestas.

Al respecto, detalló, hay problemas de comunicación muy serios, pues estamos perdiendo la praxis, hacemos discusiones absurdas que tienen que ver con la lucha por el poder, son desplantes en el contexto de la restauración del capitalismo, la tragedia de la humanidad.

Los científicos sociales hoy día, explicó el investigador, deben apuntar hacia la creación de una historia que hable de quienes buscan otro mundo posible, que se sepa en la teoría o en la práctica cómo se tejen los colectivos y redes coordinados y jerárquicos, o no todos coordinados y jerárquicos, más adecuados para organizar la emancipación, el trabajo y la vida.

No obstante, “las fuerzas liberadoras no pueden sólo pensar en lucha de clases, o en la lucha de una clase contra otra en todas la regiones y países, y menos en aquellas donde se dan luchas contra el colonialismo y neocolonialismo, pues por ejemplo, en Ecuador, Venezuela y Bolivia el imperialismo se aprovecha de las luchas internas.

Hay que reconocer la enorme importancia de la lucha de clases, pero sin desligarla de otras y en ese esfuerzo hay que tener una finura de análisis muy grande.

Defensa de la ciencia marxista

Pablo González Casanova señaló que a la ciencia marxista se le descalifica al llamarla ciencia vulgar o mera ideología o apología, e invitó a reflexionar en que es un grave y muy común error descalificar como ciencia todos los descubrimientos contrarios a las fuerzas dominantes.

Todas las tecnologías pueden ser buenas o malas según quién y para lo que se usen. Por ello, el conocimiento de las ciencias fundamentales y funcionales al sistema dominante tiene que ser crítico, reconocer fallas y aciertos.

Es así como la tecnología y la ciencia tienden ahora a cosificar las relaciones humanas, los seres humanos se robotizan y los robots se humanizan, porque los robots humanizados son muy obedientes. Eso es peligroso porque se le da la capacidad de decisión a un sirviente y puede incluso llegar a matar a su propio dueño... lo cual no estaría mal, pero no estoy pensando en eso, bromeó el maestro.

En esa robotización de la ciencia, continuó, aparecen situaciones que incluso crean guerras a modo. En el sistema capitalista no aparece la historia humana, no ven ni quieren ver de la destrucción del planeta, piensan que el sistema es eterno, como Dios, para ellos es una grosería decir que se va a acabar. Por ello, ahí hay una ciencia mutilada, a medias, se les escapa lo principal: las relaciones humanas.

El pensamiento crítico nos permite ver todo ello, reiteró, no sólo las prácticas de la explotación en el siglo XX, sino las características de los sistemas complejos emergentes, así como convertir las relaciones entre cosas, en relaciones entre seres humanos y advertir en la barbarie de la globalización una forma de dominación y despojo que caracteriza a la historia actual.

Dominar todo ese conocimiento, finalizó, tendrá que complementarse con el de los dos proyectos más avanzados de la humanidad: el de la pequeña isla de Cuba y el de los pueblos indios del sureste mexicano.