Me dejaron solo, lamentó el entrenador Juan Hernández, quien deberá proveer de transporte y alimentación a las marchistas María Guadalupe González y Alejandra Flores, clasificadas a los Juegos Olímpicos de Río 2016, ante la insensibilidad de las autoridades del deporte de alto rendimiento.

Las dos mejores exponentes de la caminata femenil causaron baja en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, así como otros cinco atletas, cuyas acreditaciones no fueron renovadas por la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo.

“Tengo que darles dinero para un alimento al día. En ocasiones pago las casetas –cuando entrenan en el estado de México– y a veces llegan en sus carros o en taxis cuando pueden”, dijo con desaliento el entrenador de varias generaciones de andarines que llegaron a lo más alto del podio mundial y algunos ganaron medalla olímpica.

Con el triunfo de Lupita en los Juegos Panamericanos de Toronto y el boleto a la cita olímpica brasileña, además del reciente resultado de Flores en el Mundial de Atletismo en Pekín (1:31.04) en 20 kilómetros, el profe siente que no valió la pena haber resucitado la marcha femenina.

“Ha habido muchos problemas con la federación, no nos apoya. Las chicas dan todo en los entrenamientos, se disciplinan, y luego andamos pidiendo prestado para ir a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte y al Centro Nacional de Desarrollo Deportivo y Alto Rendimiento porque el COM no tiene recursos.

Uno está aquí por amor al deporte, a la caminata, pero en ocasiones me dan ganas de dejar todo, pero trabajar con los jóvenes me impulsa a seguir adelante, indicó.