Corrupción e inseguridad desalientan participación de la IP: Cidesi
Viernes 11 de septiembre de 2015, p. 39
Querétaro, Qro.
En México, la inversión pública y privada que se destina a innovación es de las más bajas del mundo. Se estima que se canaliza 0.06 por ciento del producto interno bruto (PIB) al desarrollo de nuevas tecnologías, mientras que de las 35 mil pequeñas y medias empresas que se crean cada año sólo sobreviven entre 3 y 4 por ciento.
Jesús González Hernández, director del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (Cidesi) y experto en nanotecnología, afirmó que entre los factores que inciden en la baja participación de las empresas en el financiamiento de la innovación en México se encuentran la corrupción, la inseguridad y la ineficiencia burocrática
.
A ello se suma, dijo, que no queremos asumir el riesgo
y la falta de articulación entre la empresa y la academia, pues consideró que las instituciones de educación superior y los centros públicos de investigación reciben mayores incentivos para tareas de investigación básica.
Al participar en el tercer Seminario Iberoamericano de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación, González, ex director del Centro de Investigación en Materiales Avanzados, destacó que de las 463 incubadoras registradas en el país, únicamente 20 se ubican en la categoría de alta tecnología.
Capital para emprendimiento
Destacó que según datos de la Asociación Latinoamericana de Venture Capital, en México prácticamente no existe capital para emprendimiento
. Se estima una inversión privada de 0.02 por ciento en relación con el PIB destinado a actividades emprendedoras y de riesgo.
González Hernández, también integrante de la junta de gobierno del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), señaló que naciones desarrolladas, como Estados Unidos, destinan a tareas de innovación uno por ciento del PIB, por medio de capital privado, mientras en Reino Unido alcanza 0.75 por ciento, India 0.33 por ciento y China 0.14 por ciento.
En contraste, reconoció, en México no hay tantas empresas que quieran estos desarrollos
, y citó el caso de la nanociencia, pues explicó que mientras los investigadores y tecnólogos generan productos nanotecnológicos de tercera y cuarta generaciones, en el sector privado aún no hay usuarios
de los avances de primera generación.
Interrogado sobre el impacto ambiental y humano que pueden generar los nanomateriales, González Hernández aceptó que hay un debate abierto
sobre su uso ético, pero confió en que en México van a estar bien regulados
. Destacó que recientemente se investiga la capacidad de los nanomateriales de emplear el calor que emite el cuerpo humano para generar energía.