Miércoles 23 de septiembre de 2015, p. 4
Carmen Balcells era, más que un agente literario, toda una institución. Defensora a ultranza de los derechos de autor de numerosos y grandes novelistas latinoamericanos y de otros países era, más que una institución, una amiga fiel que jamás abandonó a ninguno de sus cachorros. Su desaparición representa un golpe enorme para el corazón de la industria editorial y sobre todo para el corazón de sus innumerables amigos. Yo fui uno de ellos. Yo soy uno de ellos.
 
       
	
       
 
     









 
      
	          
	       