Durante la celebración con la que se inauguró de manera formal la nueva sede de la escuela de actuación CasAzul Artes Escénicas Argos en la colonia Roma, la noche del martes, el productor Epigmenio Ibarra se refirió al periodista y director fundador de La Jornada, Carlos Payán, como uno de los impulsores más determinantes de ese proyecto, quien imprimió al corporativo Argos la filosofía y el espíritu de amor al trabajo.

Está noche Payán no está con nosotros, pero como nunca está más con nosotros, expresó Ibarra.

Una de las cosas que siempre destaca Payán como la esencia de lo que hacemos, señaló el productor, es el eros laborandi, es decir, el amor al trabajo. Nosotros no podíamos intentar el camino de una televisión, de un cine, de un teatro o de una creación artística, sobre todo después de venir de un periodismo duro, sin hacerlo con pasión y con amor.

Por nuevas formas de vivir

La forma más concreta del amor, añadió Ibarra, es el amor y la formación de los hijos. Y CasAzul es eso. Es un legado, un compromiso, pero sobre todo, amor por lo que hacemos y por quienes somos. De eso precisamente se ha tratado esta aventura amorosa.

“Dispensarán el panfleto –continuó–, pero soy de esos que piensan que, como dice el Che (Guevara), que la revolución aun a riesgo de parecerles cursi, es sobre todo una obra de amor. Y eso es nuestro trabajo todos los días, de escenógrafos, carpinteros, herreros y de todo el equipo de headroom.

Hemos hecho este nuevo edificio con nuestras manos, para que otros con sus propias manos lo levanten.

Epigmenio Ibarra estuvo acompañado por Ignacio Flores de la Lama, director de la escuela; Ana Celia Urquidi, coordinadora de casting, y de la periodista Verónica Velasco, quien se refirió a Argos y CasAzul como un matrimonio en completa salud, estabilidad y compromiso.

Esta iniciativa educativa, explicó, no sé si es el proyecto más arriesgado en el que hemos incursionado, pero sí es el único que me ha emocionado ininterrumpidamente desde hace más de 14 años, porque ambos son la comprobación de que la utopía es posible, que cuando se unen en libertad dos potencias comunicadoras emerge la oportunidad de configurar una alternativa de ser y estar en el mundo con la finalidad de transformar una realidad que no queremos y no merecemos.

Que ni la soberbia ni el ego, dijo la periodista, nos distraigan del camino. Sigamos con la tarea de conmover y estimular nuevas formas de vivir y de relacionarnos con mayor fraternidad, justicia e igualdad.

El primer actor Fernando Luján compartió un par de consejos para los futuros actores: No vengo a ver si puedo, sino porque puedo vengo y ¡Hazlo!, no importa cómo lo hagas en ese momento, aunque lo hagas mal, hazlo, porque haciendo se aprende. Luján fue el encargado de develar la placa por el inicio de las actividades académicas, en la que se lee: El teatro no se hace para contar las cosas, sino para cambiarlas: Vittorio Gassman.