Jerusalén.

El recrudecimiento de la violencia entre palestinos e israelíes continuó este domingo con la muerte de una palestina embarazada y su hija de dos años en un bombardeo lanzado por Israel en la franja de Gaza, mientras un joven de 13 años falleció en un enfrentamiento en un puesto de control al norte de Cisjordania, en medio de llamados a la calma de la comunidad internacional.

El objetivo de los bombardeos aéreos israelíes eran dos instalaciones de fabricación de armas del movimiento de resistencia islamita Hamas, que gobierna en la franja de Gaza, aseguró el gobierno israelí.

Pero durante la incursión destruyeron una casa en la zona de la norteña ciudad de Zeitun y mataron a una mujer embarazada, Nur Hassan, de 30 años, y a su hija de dos años, e hirieron al esposo e hijo de Hassan. Cientos de palestinos indignados sepultaron a las víctimas.

Advertimos a la ocupación (israelí) en contra de continuar con esta locura, señaló Sami Abu Zuhri, portavoz de Hamas. Agregó: esto demuestra el deseo de la ocupación de una escalada.

Cerca de Ramalá, el adolescente palestino Ahmad Sharake, de 13 años, falleció en un enfrentamiento en un puesto de control al norte de Cisjordania. En este incidente otras 20 personas fueron heridas por disparos de balas de goma.

Horas después, un árabe israelí atropelló y acuchilló a cuatro israelíes en Tel Aviv, en el kibutz Gan Shmuel, ubicado al norte, informaron fuentes policiales.

La policía israelí impidió un atentado suicida en Cisjordania al detener a una palestina que viajaba en un auto e hizo estallar una bomba que la dejó gravemente herida.

Un agente detectó un vehículo que le pareció sospechoso porque circulaba en una vía reservada para los autobuses, y le ordenó detenerse.La conductora salió del coche y el policía se le acercó. La mujer gritó Alá es grande en árabe, y entonces estalló una bomba en el vehículo que la hirió gravemente a ella y de forma leve a un policía.

El incidente reavivó el temor a los atentados con bomba, que sembraron terror entre la población israelí durante la segunda intifada (2000-2005).

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo a su gabinete este domingo que el país lucha contra una oleada de terror impulsada por una incitación falsa y sistemática de Hamas y de la Autoridad Nacional Palestina, a quienes responsabilizó por difundir mentiras sobre las supuestas intenciones de Israel respecto de la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén este, lugar sagrado tanto para los musulmanes como para los judíos.

Los palestinos consideran que el creciente número de visitas de grupos judíos y legisladores israelíes de derecha a la plaza de Al-Aqsa, donde se encuentra la mezquita del mismo nombre, el tercer sitio más sagrado del Islam, en el último año, está erosionando el control religioso del complejo por parte de los musulmanes.

Israel ha dicho que no tiene intenciones de cambiar el statu quo del sitio en virtud del cual los judíos tienen permitido visitarlo, pero donde existe la prohibición de pronunciar rezos no musulmanes.

En tanto, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, advirtió que las provocaciones de los colonos israelíes en el complejo de la mezquita de Al Aqsa tendrán serias consecuencias, informó la Agencia de Noticias Palestina Wafa.

Las tensiones también han aumentado por la frustración de los palestinos ante el fracaso en crear un Estado en conversaciones de paz con Israel.

Francia consideró extremadamente preocupante y peligrosa la escalada entre israelíes y palestinos, y exhortó a tomar medidas para apaciguar la situación.