Como mecanismo oficial de identificación, los mexicanos seguirán utilizando la credencial para votar con fotografía, debido a que el proyecto actual de identidad, a cargo de la Secretaría de Gobernación (SG), se iniciará sólo con la generación de una clave. La dependencia, en tanto, audita los procesos aplicados hacia la expedición de una cédula, realizados el sexenio pasado.

El primer paso –en curso– es regularizar y homogeneizar en todo el país el sistema de expedición de actas de nacimiento; luego se emitirá la clave y tras ello se procedería a la toma de datos biométricos, en una fecha que todavía no está en el radar de Gobernación.

El plan para afianzar el mecanismo de identidad no es de corto plazo porque para generar la clave será necesario modificar la Ley de Población, a fin de incluir el concepto de clave en lugar de cédula de ciudadanos. El anteproyecto de enmienda está en estudio en áreas jurídicas del gobierno federal.

Revisión técnica en curso

Pese al entramado anterior, hay confianza en que esta vez se pueda concluir el proyecto, al menos para que todos los mexicanos cuenten con una clave.

El gobierno quiere impulsar la clave porque es más barata; no compite con la credencial de elector ni tendríamos pleito con el Instituto Nacional Electoral (INE), y sería la llave maestra de los sistemas para acceder a cualquier tipo de servicio, dijo Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la dependencia.

Precisó a La Jornada que actualmente están en auditoría las máquinas y software adquiridos y utilizados el sexenio pasado para generar la entonces pretendida cédula de identidad.

Calculamos que para finales de este año ya sabremos si las máquinas son adaptables, cuántas están en condiciones de servir; cuál es el mejor software para el aprovechamiento de estos artefactos y cómo podemos aprovechar las cédulas que ya están, explicó.

“El hecho es que (en el sexenio pasado) sí se hizo un esfuerzo; afortunadamente se está haciendo una ‘revisión’ muy seria de técnicos de la Universidad de Colima, quienes están recolectando todos los datos; se están revisando las máquinas, originalmente 2 mil 500”, dijo el funcionario.

En la administración pasada, en Gobernación –mediante el Registro Nacional de Población– se tomaron los datos biométricos a 6.8 millones de menores de edad, para lo cual fueron utilizadas alrededor de 2 mil 500 máquinas, cuyo costo, en el contexto de todo el proceso para arrancar con el proyecto, superó 2 mil 200 millones de pesos. Al final, sólo se dio físicamente la mica de identidad a alrededor de 1.8 millones de niños.

El funcionario dijo que no se trata de dinero tirado a la basura porque ahí están las máquinas (de toma de biométricos) y en algún momento se utilizarán los biométricos de los 6 millones 877 mil 352 menores.

Esta información está siendo valorada por los técnicos de la Universidad de Colima, y Gobernación garantiza el óptimo resguardo de los datos personales.

El gobierno federal actual ha optado, entonces, por la clave de identidad. El proyecto de la cédula –dijo Villanueva– siempre se asoció, incluso por los propios panistas, como instrumento de control, pese a que el sustento es un precepto constitucional.

También, en su momento, hubo inconformidad del entonces Instituto Federal Electoral porque consideraba que una cédula afectaría a la democracia, porque desmotivaría a los ciudadanos para tener vigente su credencial para votar.

La actual Clave Única de Registro de Población (CURP) deberá ser depurada, pero cuando exista la nueva clave, la CURP quedará superada, dijo Villanueva.